En su encíclica Laudato Sí, plasmó una serie de puntualizaciones relevantes, entre ellas: cuidar la dignidad humana, luchar contra la corrupción, no caer en consumismo compulsivo, enseñarse a ser conscientes de la degradación del entorno, replantearse la estructura de la ciudad, para que sea lugar de encuentro, de reconocimiento; redimensionar la política entendiéndola como asunto que nos atañe a todos, Llama al cuidado de la casa común, que es la Tierra, y enfatiza que de no hacerlo se pone en riesgo el futuro de la humanidad.