Accidentes viales: un alto costo social
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De acuerdo con el Boletín Epidemiológico de la Secretaría de Salud, en la semana del 12 al 18 de septiembre se registraron en Coahuila 193 personas lesionadas en accidentes en los que participaron vehículos motorizados, lo que ubicó a nuestra entidad como la tercera con la más alta incidencia en el País.
Con estas cifras, Coahuila alcanza ya la cifra de 3 mil 161 casos de ocupantes de motocicletas, automóviles, camionetas y autobuses que han requerido atención médica derivado de un accidente de tránsito y se coloca entre las primeras 10 entidades con más casos en lo que va del año.
El dato relevante es que, en el mismo período del año pasado, en el territorio estatal se contabilizó a mil 434 personas heridas en accidentes de este tipo, lo cual implica un incremento del 120 por ciento en la incidencia respecto de 2020.
Como se ha mencionado al reseñar aquí otros indicadores numéricos, la estadística no puede pasar simplemente por un hecho anecdótico sino obligar a la reflexión respecto de las razones por las cuales, como en este caso, se ha registrado un incremento desproporcionado de víctimas.
Las razones para considerar obligatorio el análisis son múltiples y, además, bastante obvias. En primer lugar está el hecho de que estamos hablando de personas que han sufrido lesiones que, en el mejor de los casos, pudieron ser leves, pero en otros, pueden dejarles secuelas para el resto de su vida.
En segundo lugar está el hecho de que el crecimiento abrupto de la cifra necesariamente conduce a considerar que las calles de nuestras ciudades se han vuelto más inseguras –para automovilistas y peatones– y es preciso determinar las causas puntuales de ello.
¿Se ha relajado la actividad preventiva de las autoridades? ¿Se está permitiendo que personas sin la pericia necesaria se coloquen detrás del volante de un auto o conduzcan un vehículo motorizado? ¿Se ha relajado la observancia de medidas de prevención como utilizar casco al conducir una motocicleta o el cinturón de seguridad en un auto?
Cualquiera que sea la causa detrás de este preocupante incremento en el número de personas lesionadas en nuestra entidad, debido a percances automovilísticos, resulta obligado identificarla con precisión con el propósito de desarrollar acciones de respuesta.
El costo social que implican las lesiones por este tipo de accidentes es altísimo y lo sería todavía más si, derivado del análisis cuidadoso del fenómeno, descubrimos que un alto porcentaje de dichos accidentes pudo ser evitado mediante la implementación de acciones preventivas.
Las autoridades estatales y municipales deben sentirse convocadas por ello a integrar un grupo de trabajo –o reactivar el que tuvieran– que se dedique al análisis permanente de este indicador y, a partir de ello, proponer las medidas eficaces que reviertan la tendencia actual.