El otoño huele a cambios
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Me entristecen los finales anunciados, ni qué decir de los que llegan sin aviso...
Me entristecen los finales anunciados, ni qué decir de los que llegan sin aviso. Cuando alguien cercano se muda a un lugar lejano. Cuando un compañero de trabajo cambia de empleo. Cuando una pareja se separa. Regalar el último cachorro de una camada. El final de una serie que llenaba un hueco en la vida. Cerrar una puerta por última vez. Entregar el coche viejo (aún cuando significa que habrá uno nuevo). Soltar el suéter cómodo que ya comienza a verse mal.
A veces podemos ver como se aproximan separaciones y cambios que jamás habíamos pensado sucederían. Sí, confieso que a veces pienso que hay situaciones que serán eternas. Como la vida de los seres queridos, o las amistades. Luego se escuchan rumores o comentarios, o se perciben actitudes. Hay señales y comenzamos a sospechar que el siguiente cambio de estación traerá algo más allá de hojas que caen o flores primaverales.
Quiero pensar que todo tiene arreglo. Y tal vez sí tiene, solamente no es como yo desearía que fuera. A veces quisiera que todo volviera a ser como antes, pero un jarrón pegado hasta con oro derretido no es el mismo jarrón, aunque resulte más valioso. Nacimos, crecimos, estudiamos, escogimos en que trabajar, construimos estilos de vida. Esas vidas en ocasiones, mientras nos acercan a nosotros mismos, nos alejan de personas que en algún momento formaban parte importante de nuestras vidas.
Este otoño huele a cambios. Sospecho cambios profundos, sorprendentes, inesperados. Sé que ya hay muchos cambios que ya están en proceso. ¿Cómo vas tú con tus cambios?