Instantes de una vida
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“¡Salud por mi segunda vida!”. Así me dijo un amigo de 24 años que estuvo a punto de morir en un accidente automovilístico. Este brindis me dio una gran lección, porque muchas veces no valoramos el hecho de estar vivos, o lo que es peor, nos sentimos muertos en vida.
La juventud es sin duda una de las etapas en donde el ser humano se expone a más peligros. Durante este tiempo suceden cambios en nuestro cuerpo y mente que nos motivan a sobrepasar los límites, a experimentar con lo desconocido y a olvidarnos de la prudencia.
Hay quienes afirman correctamente que los principales vicios se apoderan de las personas durante su juventud. El tabaquismo es un claro ejemplo de esto. La Organización Mundial de la Salud estima que cada año un millón de adolescentes empiezan a fumar, demostrándose así que ha pasado prácticamente desapercibida la estrecha relación entre el fumar y el morir. El tabaquismo es la principal causa de muertes prematuras, pero también, la más fácil de evitar. En México, aproximadamente el 30 por ciento de las muertes del corazón y tumores malignos se asocia directamente al consumo del tabaco, quizás todas estas personas nunca pensaron que cigarro a cigarro se fueron fumando la vida.
Sin embargo, no puedo ser tan pesimista y la ética me obliga a citar un caso en el que el cigarro le salvó la vida a una persona. Un marqués italiano del siglo pasado viajaba en un coche de ferrocarril con un solo compañero, de aspecto extraño y completamente desconocido para él. De pronto, éste se levantó, sacó un enorme cuchillo y le dijo que lo iba a degollar. El marqués comprendió que tenía enfrente a un loco y lo único que se le ocurrió para salvar su vida, fue ofrecerle un cigarro. “No me parece mal - dijo el demente dejando el cuchillo a un lado -, así se calmarán mis nervios”. El marqués le dio un cigarro y cuando el loco se lo iba a terminar, ya le había prendido el otro. Y cigarro tras cigarro, llegaron a una estación, en la que la policía detuvo al loco.
Otra práctica muy común en los jóvenes es la de tomar bebidas alcohólicas sin moderación alguna o de consumir alguna droga. Quizás mucha gente piense que mientras no se convierta en un alcohólico típico, las consecuencias no son tan alarmantes, pero los estragos del alcohol pueden ser graves y muchos de ellos irreversibles. Además de los daños físicos que provoca, el alcohol es la causa principal de cientos de accidentes automovilísticos. ¿Quién no ha sabido de algún joven que perdió la vida por chocar en estado de ebriedad?
Una de las enfermedades más temidas en los últimos años es el Sida, la cual ha cambiado la conducta sexual de miles de jóvenes en todo el planeta. Cada vez son más las personas infectadas con este virus y mayor el riesgo de contagio. Según la Secretaría de Salud, durante el año 2020 se registraron en México cerca de 10 mil casos de Sida, de los cuales el 79 por ciento contrajeron el virus durante su juventud.
No podemos cambiar una vida por el placer de fumarnos un cigarro, de beber irresponsablemente, de consumir drogas o de tener una relación sexual sin las precauciones recomendadas.
Tengo cuatro hijos y tres de ellos son adolescentes. Hoy viven aquellas cosas que yo viví. Y hoy les digo lo mismo que mis padres ayer me dijeron a mí. Les pido que no tomen, que no fumen y que tengan mucho cuidado si llegan a tener intimidad con sus novias o parejas. Hoy Coahuila tristemente encabeza a nivel nacional la lista de embarazos no deseados. Les pido que no se pierdan con efímeros placeres el inmenso gozo de vivir. Si todo el ánimo y la fuerza de la juventud estuvieran encaminados por la senda correcta, sin dejarnos llevar por pequeños instantes, seguramente nuestro futuro sería otro.
Hay que vivir una juventud plena, aunque seamos viejos. Nuestro físico puede cambiar con el paso de los años, pero nuestro corazón no. Si nos mantenemos siempre fuertes de espíritu y con el coraje que caracteriza a los jóvenes, de seguro nuestra vida será mejor y más plena.
aquientrenosvanguardia
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