¿Cómo reducir la cantidad de armas en México?
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La tragedia acaecida en el Colegio Americano del Noreste en la ciudad de Monterrey nos recuerda un problema que ha estado latente durante años en nuestro país, pero que no ha sido atendido con suficiencia por las autoridades de los tres ordenes de Gobierno: según cifras del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) hay un aproximado de 13 millones de armas en México que no cuentan con registro legal y cada año entran de manera ilegal por nuestra fronteras 720 mil armas más.
Tales cifras son preocupantes, ya que implica que en promedio poco más de 1 de cada 10 habitantes del País posee un arma ilegal, o bien, que en un porcentaje importante de los hogares en México hay armas que potencialmente están al alcance de niños, jóvenes o adultos que pueden hacer mal uso de ellas y ocasionar la muerte de personas.
Dicha situación nos obliga como sociedad a buscar soluciones a dicho problema, ya que hasta el momento las políticas que se han implementado no han podido reducir de manera significativa el flujo de armas en las calles.
Por ejemplo, no bastaría con establecer una prohibición absoluta para la posesión y portación de armas por parte de los particulares, porque precisamente las armas no registradas superan en una cantidad abismal a las armas con permiso. Es decir, si ya hay miles de ciudadanos que infringen las prohibiciones actuales, porque habría de disuadirlos una nueva.
En lo personal, creo que una política para reducir el flujo de armas en las calles pasa por la implementación simultánea de tres estrategias: la primera es mejorar los sistemas de detección de armas en fronteras y puertos. Dicha medida es sumamente difícil y costosa, porque en la actualidad sólo se revisa un porcentaje muy pequeño de vehículos y cargas.
La segunda es el endurecimiento a las sanciones por el armamento extraviado en las corporaciones de seguridad. Ya que en las revisiones periódicas que lleva a cabo la Secretaría de la Defensa a las corporaciones de policía, cada año se detectan miles de armas robadas y extraviadas, muchas de las cuales terminan en manos de grupos criminales.
Y el tercero y más importante, se deben ampliar los programas de canje de armas, los cuales han tenido un éxito parcial, pero que tienen un potencial muy importante. Por ejemplo, de 2000 a 2014 se recolectaron más de 170 mil armas, que es una cantidad importante, pero aún insuficiente, por lo que se deben buscar nuevos esquemas para fortalecer estos programas.
Por ejemplo, se puede pensar en módulos permanentes, en lugar de eventos temporales, es decir, oficinas en las que puedas entregar armas de manera anónima todo el año a cambio de dinero, equipos electrónicos o despensas. También se pueden incrementar los montos de las recompensas o incluso dar recompensas más altas por entregas de varias armas a la vez, para así incentivar a las personas a deshacerse de las armas que hay en sus hogares.
Lo anterior no resolverá del todo el problema, pero sin duda ayudará a reducirlo de forma importante.
@victorsanval
victorsanval@gmail.com