El ‘histórico’ encuentro entre AMLO y Trump

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Nadie que sea un experto reconocido de los temas de política internacional encuentra algo de positivo o valioso para México
Hoy se reunirán, por primera vez, los presidentes de México y Estados Unidos. En Washington y, al menos oficialmente, para “celebrar” el arranque del T-MEC, sustituto del TLCAN, en el cual participa también Canadá, pero cuyo Primer Ministro decidió no acudir al encuentro.
Como suele ocurrir con prácticamente todo lo que hace el presidente Andrés Manuel López Obrador, han corrido ríos de tinta en torno del encuentro y éste se ha convertido tan sólo en el más reciente motivo de virulenta confrontación entre seguidores y detractores del Mandatario en las redes sociales.
Uno de los aspectos más llamativos del alud de datos, análisis, memes, caricaturas y pronósticos acerca del viaje es que prácticamente nadie que sea un conocedor “experto” de los temas de política internacional encuentra algo de positivo o valioso en el hecho. Al menos no para México.
Es casi unánime la opinión en el sentido de que este viaje es motivado por una sola cosa: la “necesidad” que tiene Donald Trump de que el presidente mexicano le “levante la mano” y, eventualmente, esto influya en el voto hispano lo cual, hipotéticamente, reduciría la brecha que lo separa de su competidor, el demócrata Joe Biden, quien ganaría con amplitud las elecciones presidenciales de Estados Unidos si estas se realizaran hoy.
No es seguro que eso ocurriera incluso si López Obrador llamara a votar por Trump, algo que no hará. Será diplomático y habrá quien podrá calificar de obsequiosa su actitud ante Trump, pero no va a llamar a nadie a que vote por él, al menos no de forma explícita.
Queda una segunda hipótesis: Trump ha citado a López Obrador en la Casa Blanca para “apretarle las tuercas”, para “leerle la cartilla” y advertirle sobre las cosas que no está dispuesto a tolerar más, especialmente que siga ahuyentando la inversión extranjera. Y demandarle un golpe de timón inmediato.
Esto último sí es factible y ya hemos visto una muestra de ello cuando Trump, en sentido estricto, le “ordenó” al gobierno de nuestro país que contuviera la migración ilegal proveniente de Centroamérica, consiguiendo con ello el muro que le prometió a sus votantes, aunque no en la frontera sur de Estados Unidos, sino en la de México.
Además, un viraje en la política mexicana en materia de inversiones privadas beneficiaría de inmediato la campaña de Trump y, a fuerza de ser honestos, también a México, porque el panorama económico actual de nuestro país es absolutamente sombrío y con tendencia a empeorar.
Si esto último es lo que termina ocurriendo en el secreto del Salón Oval y, sobre todo, si la fórmula le funciona a Trump, terminarán teniendo razón quienes consideran que la tabla de salvación para la campaña del neoyorquino es, ¡quién lo pensaría! el presidente López Obrador.
Habrá que esperar, desde luego, a ver cómo termina la gira. Por lo pronto los momios siguen a favor de quienes apuestan porque de esta “reunión de trabajo” el único que obtendrá ganancias es el principal inquilino de la Casa Blanca.