El proceso de vacunación sigue siendo un desorden
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Nadie tiene información suficiente para saber con claridad cómo opera la ‘estrategia’ del Gobierno Federal y eso incluye, según parecen indicar todas las evidencias, a los propios empleados federales
La realidad es que estamos organizando la aplicación de la vacuna a través de citas precisamente para darle rapidez al proceso, la realidad es que hay cosas que se salen de control porque han habido grupos políticos y en algunos casos autoridades locales que hacen la convocatoria sin respetar la que nosotros hacemos y es cuando se generan las filas”.
La frase anterior constituye la “explicación” del delegado del Gobierno de la República en Coahuila, Reyes Flores Hurtado, para el evidente desorden que existe en el proceso de vacunación contra la enfermedad COVID-19 y que claramente deriva de la reticencia de la Federación de establecer una adecuada coordinación con las autoridades locales.
Nadie en su sano juicio buscaría “sabotear” un proceso tan importante que implica, en el extremo, la posibilidad de pérdida de vidas humanas. Pero nadie tiene información suficiente para saber con claridad cómo opera la “estrategia” del Gobierno Federal y eso incluye, según parecen indicar todas las evidencias, a los propios empleados federales.
Uno de los signos más evidentes de la desorganización con la cual se está llevando a cabo el proceso de vacunación es que miles de empleados de la salud, que teóricamente son la prioridad número uno, siguen sin recibir la segunda dosis de la vacuna.
De acuerdo con cifras difundidas ayer, en Coahuila existen todavía 2 mil 176 integrantes del personal sanitario que no han recibido la segunda dosis, pese a que ya expiró el plazo recomendado para que sean inoculados.
Ninguna vida humana es más importante que otra, es verdad, pero lo que todos los gobiernos del mundo están haciendo –y la ciudadanía en general está de acuerdo– es priorizar la inmunización de quienes han arriesgado sus vidas para enfrentar la pandemia durante el último año. Todos los gobiernos del mundo, menos el nuestro.
Como se ha dicho en ocasiones anteriores, la forma en la cual se está desarrollando el proceso cada vez se parece más a una estrategia orientada a conseguir votos para el partido del Presidente en los comicios del próximo mes de junio y menos a una estrategia que tenga por objeto salvar vidas.
Resulta imposible a estas alturas encontrar una justificación para que el personal sanitario que labora en nuestra entidad no haya sido inoculado con la segunda dosis de la vacuna cuando claramente existen dosis suficientes para ello. Y la “explicación” ofrecida por Flores Hurtado suena más a insulto que a una argumentación válida.
En este sentido, señalar la existencia de “grupos políticos” como los responsables del evidente desorden constituye un acto más cercano al cinismo que a la responsabilidad institucional, sobre todo cuando todo apunta a que es el Gobierno Federal el que busca un beneficio electoral de la vacunación.
Cabría esperar que los pretextos se dejen pronto de lado y se rectifique en la intención, cada vez más evidente, de lucrar políticamente con un tema tan delicado que implica, en este caso concreto, poner en riesgo la salud y la vida del personal sanitario.