El spin del Ejecutivo
COMPARTIR
TEMAS
En contra de quienes sostienen lo contrario, creo que el presidente López Obrador es un político a la antigua, es decir, un costal de mañas, de las mañas más elaboradas por los dinosaurios del PRI. Una de ellas, que se le da muy bien, consiste en desviar la atención de los grandes problemas nacionales para distraernos en temas baladíes.
Antes de que los académicos hicieran popular la palabrita spin para designar a la acción de dar un giro a una situación adversa y volverla favorable, Adolfo Ruiz Cortines era un mago de la política. Creo que, sin confesarlo públicamente, el presidente admira íntimamente a don Adolfo pues lo imita en hacer público sus bienes, en presumir de honesto y austero, en recorrer el país sin guaruras, pero quizá el rasgo que más admire sea el de manipulador.
El jefe del Ejecutivo es un experto en el manejo del spin. Cuando hizo crisis el desabasto de gasolina porque se dejó de importar, por inexperiencia de los nuevos funcionarios o por la intención de cambiar de proveedor, inventó la guerra contra el huachicol y obtuvo un incremento en su popularidad. Hizo que mucha gente se sintiera parte de una lucha contra el mal.
Más recientemente, la semana pasada, cuando sus aliados daban una batalla frontal para enterrar de una vez y para siempre la aspiración de una educación pública de calidad, sacó un as de la manga: el día primero había enviado una carta privada al Rey Felipe VI de España para exigirle que pidiera disculpas por la violación a los derechos humanos durante La Conquista, hace 500 años.
La carta, desde luego, distrajo a la opinión pública y puso de relieve que a 500 años de distancia, por increíble que parezca, aún hay quienes alientan rencores por La Conquista, aunque guarden silencio por los agravios que hoy, día a día, se cometen en Estados Unidos contra los mexicanos. Nuevamente el presidente logró galvanizar ese sentimiento y hacer que miles se sintieran actores de un momento histórico de reivindicación.
López Obrador apela al espíritu de la tribu y conecta con él. Mario Vargas Llosa, citando a Karl Popper, define ese espíritu como "el irracionalismo del ser humano primitivo que anida en el fondo más secreto de todos los civilizados, quienes nunca hemos superado del todo la añoranza de aquel mundo tradicional —la tribu— cuando el hombre era aún parte inseparable de la colectividad, subordinado al brujo o al cacique todopoderoso que tomaban por él todas las decisiones".
Esa capacidad de conexión le permite manipular la opinión pública a su antojo. El momento de la revelación de la carta al Rey no podía ser más oportuna: el primer día hábil después de que había sido notoriamente abucheado en el estadio de beisbol de Los Diablos Rojos. En tres días había acumulado otros dos abucheos de menor vigor y notoriedad.
En cuanto se empezó a hablar de la carta se olvidaron los abucheos y, al mismo tiempo, disminuyó la atención al proyecto de revocación de mandato, el cual constituye un primer paso para la reelección de López Obrador. La revocación, además, le serviría para mantenerse en campaña y favorecer, con su popularidad y los recursos del gobierno federal, a los candidatos de Morena.
Otro tema que se perdió en la corriente de memes y críticas por la carta fue el aumento sin precedente en la violencia homicida. En enero y febrero, según cifras oficiales, fueron asesinadas un total de 5 mil 803 personas. En otras palabras, fue el bimestre más violento de los últimos 20 años. El número de homicidios creció 13 por ciento y febrero se convirtió en el mes más violento de que haya memoria estadística.
Parece obvio que al presidente López Obrador no le preocupa que lo critiquen de ignorante cuando puede esconder con sus ocurrencias los verdaderos problemas nacionales. Ya ha dicho que el fin justifica los medios y bien podría decir como Ruiz Cortines: "en política, la mejor línea es la línea dura".