¿Globalización de la solidaridad?
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LOTERÍA PANDÉMICA
Pronto se dará el cambio, en este país, de la etapa de contagio visitante a la de contagio interno.
Puede llegar a infectarse el 70 por ciento de la población. Pero infección no es enfermedad. Ni enfermedad es gravedad, ni gravedad es mortandad. Al virus se le conoce bien. Se le detecta sin dificultad. El 80 por ciento de los casos es leve. Mucha gente se cura. A los pequeños casi no los afecta. Y se inactiva fácilmente. Ya hay prototipos de vacunas y muchos ensayos clínicos con antivirales en curso.
La gente ya sabe del toser tipo Batman. De saludar no en la mano sino en el interior del vértice a la altura del codo. Y que las manos han de lavarse bien varias veces al día. La inclinación japonesa está supliendo al apretón manual, al abrazo de palmadas y al beso cacheteado. Ya se habla de partidos de fut a puerta cerrada y de conciertos sin público, aunque esas, como la suspensión de eventos y hasta el evitar reuniones grupales en cualquier lugar, son medidas severas cuando hay riesgo de gran avance en la etapa del contagio interno. Cada etapa requiere la actitud y la disciplina adecuada para contribuir a lograr el menor daño posible para la mayoría.
GENTE SÓLIDA PARA TIEMPOS LÍQUIDOS
Ya se sabe que esa terminología de laboratorio es de Zygmunt Bauman, el sociólogo. Se viven tiempos precipitados, cambiantes, abigarrados captados y presentados por una información de pantallas y páginas en que letra, sonido e imagen se vuelven estímulos simultáneos para la atención humana. Se derrama y se dispersa, incapaz de concentración y permanencia. El resultado es el aturdimiento, la desinformación, la perplejidad. Causa también, en muchos, una desconfianza evasiva que se queda presa en cápsula introvertida, fecunda y luminosa, si encuentra solidez, o en narcisismo egolátrico
Se requiere gente sólida para estos tiempos líquidos. Que no quede todo envuelto en un relativismo que pierde la noción de lo absoluto. No todo es ramaje vaiveneante u hoja vibrante. Hay que descubrir la fuerza permanente del tronco y la recia raigambre que da seguridad en cualquier tempestad.
DE PROTESTA A PROPUESTA
La femenina protesta que sumó individualidades afines en el propósito de lograr respeto para toda vida humana, en cualquier etapa de su desarrollo, se dirige a desembocar en el estuario de la propuesta. Lo más lógico sería evitar el monólogo y articular el diálogo del mundo femenino con el masculino. Podrá descubrirse lo tóxico de una hombría deformada en machismo y de una feminidad desproporcionada en hembrismo. Se verían con claridad las actitudes de ellos que causan lo que en ellas rechazan y las actitudes de ellas que generan, en ellos, las actitudes que ellas soportan y sufren. Lo masculino no tiene que ser patriarcal ni lo femenino tiene por qué ser matriarcal en su sentido más odioso.
CRECIMIENTO ORGÁNICO
Lo mejor para una ciudad no es sólo un crecimiento incesante y progresivo. El mejor regalo que puede hacerle la más lúcida imaginación comunitaria es el servicio de un plano regulador. Hemos aprendido de la naturaleza y de nuestro cuerpo que todo crecimiento ha de ser orgánico. Que son los límites los que configuran las proporciones. Cada órgano va conociendo su propia estatura y volumen. Y el centro de interés esencial es el desarrollo y el bienestar de toda persona para desempeñar en la ciudad, con suficiencia, lo que con su capacidad hace para el bien de todos... Eso es también exigencia para un país. No gigantismo, ni elefantiasis, ni llenarse de tumores sino crecer orgánicamente para felicidad generalizada…