La verdad inaccesible. Antes de que los candidatos tomen la palabra
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La presente pandemia, como casi todo lo que acontece en este triste mundo, sirvió para que las clases gobernantes lo capitalizaran de acuerdo con sus intereses, lo que trajo consigo la consabida polarización de las opiniones y el consecuente antagonismo social.
O quizás las cosas estaban predeterminadas de antemano, ya usté sabe: los entusiastas de la 4T no dejan de congratularse por el optimismo del Señor de Macuspana, así como por el manejo de la información y las estrategias marcadas por el Subsecretario del Año, doctor López-Gatell.
Obviamente los malquerientes de AMLOVE, entre los que se encuentran nuestros señores feudales (los gobernadores no morenistas), argumentaron que las medidas de prevención y contención eran insuficientes y adoptaron sus propios protocolos sanitarios, como matar a un cristiano a chingadazos por no usar el cubrebocas (Jalisco) o cancelar uno de los derechos constitucionales fundamentales, como es el libre tránsito (Coahuila).
Ya lo sabe, en caso de una nueva amenaza global, comuníquese con sus autoridades locales. Ellos le dirán que hacer.
Desmarcándose de la estrategia trazada por el centro, los gobiernos locales pueden presumirse como mejor organizados que el Gobierno Federal y dicha percepción será clave, ¿en dónde cree? ¡Exacto! ¡En el siguiente proceso electoral!
Así que lo de hoy es decir que la situación es grave en lo general, pero en lo particular la estamos manejando a toda madre.
Nosotros sí supimos cuánto tiempo mantener resguardada a la gente, cómo incorporar la sana distancia a las actividades primordiales, cuándo reactivar la economía y a qué ritmo, cuáles bares y restaurantes son esenciales para que la gente vaya aclimatándose rico a la nueva normalidad, etcétera.
Serán las cifras de muertos por el COVID-19 (reales o inventadas) el “¿Cuántos más, Calderón?” del presente sexenio. Es decir, la cantaleta más gritada de la oposición y el hit del momento de cara a los comicios.
La elección intermedia en puerta será de gran relevancia para ambos bandos: la 4T intentará refrendar el poder acaparado por el Ejecutivo, mientras que los restos del PAN, PRI y (¿todavía existe?) el PRD buscarán ganar algunas posiciones que le quiten la mayoría absoluta a la morenada, para tener algo que negociar, a la vez de intentar salir de la minúscula condición a la que quedaron reducidos luego de la campaña presidencial.
Y ya le digo, el manejo de la crisis sanitaria será uno de los argumentos favoritos de unos y otros, no sólo en lo relativo a la prevención de contagios y defunciones, sino a la respuesta en materia económica.
Y ya anticipo una retórica chapucera, plagada de falacias y manipulación de datos, pero sobre todo, manipulación de los sentimientos y las emociones.
De por sí, al día de hoy, no sabemos nada de nada, ni sobre el comportamiento del “viru” o su real letalidad, como tampoco sobre la gravedad de la presente etapa o la efectividad de las medidas que, ya muy relajadas, pero siguen vigentes. Súmele entonces cuando en campaña los aspirantes a alguna curul traten de explicarnos este fenómeno desde su visión partidista.
Despídase de la posibilidad de llegar a una comprensión cabal de los presentes acontecimientos, de una aproximación medianamente rigurosa de los hechos que nos permita aprender de éste para, en lo futuro, estar mejor preparados y evitar manipulaciones.
Despídase en serio, porque toda la experiencia COVID será metida a esa ruidosa caja de resonancia que es la arenga política y oportunista, que no es constructiva y nomás sirve para cilindrearnos y hacernos acudir a las urnas a emitir un voto encabronado, no razonado.
El coronavirus se sumará a la colección de enemigos míticos fabulosos de la demagogia, como las drogas, la corrupción (en su acepción más abstracta) y la mafia del poder.
Anticipo que el tata-basqueño (¡esa se me acaba de ocurrir!) enarbolará la bandera triunfalista, congratulándose de lo “excelentemente bien” que México sorteó una crisis que, de entrada, ni consideraba tan importante (no como para dejar de ir a las fondas o de hacer campaña por todo el País).
La oposición, desde su catastrofismo, le endilgará cada muerte, dentro de un escenario apocalíptico, a las deficiencias de la administración que encabeza el señor López.
Unos se empeñarán en desestimar la situación mientras que otros jalarán en la dirección opuesta para que sea sobredimensionada.
Y la verdad, la dura verdad, se encontrará en algún punto intermedio, pero la estridente rivalidad política, como ocurre desde ahora, no nos permitirá verla ni aunque nos golpee en el rostro.
Finalmente, para que no se quede con la desazón de la incertidumbre, aquí algunas cifras que creo sí ayudan a comprender la real magnitud del evento y ayudarnos a decidir si la parálisis social y económica en que entró el mundo está justificada. Veamos:
Se nos dice que el COVID-19 está próximo a cobrar su víctima número 500 mil (medio millón) en todo el mundo.
Cada año, la gripa mata hasta a 650 mil seres humanos alrededor del planeta (y nunca consideramos detener la actividad económica).
La Gripe Española de 1918 mató a un estimado de 50 millones de personas, aunque podrían haber sido 100 millones.
Y yo cada vez que enfermo de gripa siento que me voy a morir (aunque eso no significa nada, nomás que soy muy chillón).
Saque sus propias conclusiones y, si es gustoso, compártalas con todos nosotros, pero que sea pronto, antes de que los candidatos comiencen a hablar.