Mirador 21/07/17
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21 julio 2017
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Llega el viajero al mar y lo contempla.
El mar es siempre el mismo y siempre es otro.
Sus aguas, igual que las del río, no son sus aguas.
Parece que ahí están siempre, pero no es así. Ayer estuvieron en el río; mañana estarán en la nube.
Con el viajero sucede lo mismo.
Siempre es el mismo y siempre es otro.
Aquí está ahora, y luego no estará.
Un día se va; regresará otro día.
El agua del mar, la del río y la de la nube es la misma agua.
No hay en el mundo otra.
Las almas que aquí han estado son las mismas.
No hay en el mundo otras.
El viajero siente que él es el mar y que el mar es él.
¡Hasta mañana!...
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