Ni modo. Ahí pa´la otra
COMPARTIR
TEMAS
Los Cabos, BCS.- Están en su derecho. Si en la Casa Blanca lo hacen, ¿por qué no iban a hacerlo los del Palacio mexicano Nacional? Pero en Estados Unidos, las conferencias de Trump no son diarias ni cuando ande de gira fuera de la capital las realiza en la ciudad que visita.
Otra diferencia: aún en plena pandemia, si el presidente norteamericano se reúne con la prensa en el interior del país, a los periodistas locales se les da el mismo trato que a los que cubren la fuente nacional y acompañan al mandatario en sus giras fuera de Washington, D.C.
Les platico: Estoy en Los Cabos porque quise confirmar presencialmente lo que me habían dicho un montón de colegas que escriben en medios locales de Guadalajara, León, Tijuana, Puebla, Tepic, Ciudad Obregón, -por supuesto, Monterrey- y otras ciudades:
Que en la asistencia a las mañaneras de López Obrador, los representantes de los medios locales se enfrentan a “un problema de limitaciones establecidas por la pandemia y a compromisos con los medios y periodistas ya acreditados que lo acompañan en la gira”.
Así me lo dijo en tono amable y profesional Jesús Cantú Escalante, director general de estrategia de la vocería de la presidencia, que comanda su tocayo de apellidos Ramírez Cuevas.
El lunes 3 de éste mes busqué por escrito a mi paisano Cantú Escalante para ver la posibilidad de que se me permitiera el acceso a la conferencia mañanera que el presidente tiene hoy día 7 en esta ciudad de Baja California Sur.
A los cinco minutos me respondió que vería qué podía hacer pues con la contingencia se han restringido mucho los espacios. Me pidió que se lo recordara al día siguiente.
El martes lo hice y también lo intenté a través de tres de los editores de medios que me publican. Todos de la mal llamada “provincia”.
Ese mismo día, Jesús me comentó que en condiciones normales no habría ningún problema; “lo que complica el acceso son las restricciones por la pandemia. Normalmente se están limitando los accesos a los periodistas que lo cubren normalmente en CDMX y dependiendo del local donde se hace la conferencia hay oportunidad de ingresar o no a los medios locales”.
Todo por escrito, le respondí: “Precisamente quizá pueda ayudar darle oportunidad a alguien que nunca ha estado ahí, pero que es columnista de medios nacionales. Me presentaría NO como medio local”.
Mi intención fue hacerle ver que a lo mejor hasta el mismo presidente agradecería ver caras diferentes a las que siempre ve en sus mañaneras del Palacio y en sus giras.
Jesús me respondió: “Sinceramente lo veo muy difícil, por lo que ya te expliqué”.
Y volví a la carga: “¿no te convence mi argumento?”.
Al leer de su parte que no era un problema de argumentos, sino de limitaciones de la pandemia, cedí en mi intento… por ese conducto.
Ayer mismo me escribió: “lamentablemente todos los espacios están ya comprometidos con los periodistas de la fuente y algunos locales. Hoy mismo lo aclaró el presidente en su conferencia. La pandemia nos ha limitado mucho.
La mejor vía es que le pidas a alguno de los medios en los que colaboras que te acrediten. En estos momentos eso ayuda mucho y hay más margen de maniobra en CDMX, que en las giras. No estoy en esta; quien acompaña al presidente es el vocero, Jesús Ramírez. Una disculpa”.
Sí traté por medio de los editores que me publican, pero ni así. Tan tan.
Ayer busqué a mis colegas de medios locales. Víctor Manzano, secretario de Redacción de la Tribuna de Los Cabos, me dijo: “Hay un conflicto porque no nos van a permitir el acceso”. Tan tan (2).
A las 12:55 hora local, aterrizó el presidente -portando una mascarilla- en el Aeropuerto Internacional de Los Cabos, en la avioneta Cessna Caravan 208 con matrícula XA-UGI, que cubrió el vuelo 295 de la aerolínea regional Calafia Airlines -propiedad del CPA Julio Verdugo- tras despegar de Ciudad Obregón, Sonora, a las 10:00 horas.
La semana pasada, el Cabildo de Los Cabos aprobó la obligatoriedad del uso de mascarillas o cubrebocas. A lo mejor por eso AMLO portó uno de esos aditamentos.
Cada boleto de la comitiva presidencial costó $1,674 pesos y a su llegada, el presidente abordó una de las camionetas Chevrolet Suburban blancas blindadas que lo esperaban para llevarlo a darle una repasadita a obras federales en proceso en esta hermosa ciudad playera en medio del desierto. Nadie supo decirme donde pernoctó.
CAJÓN DE SASTRE
“Ni modo. Ahí pa ´ la otra”, dice la mordaz e irreverente de mi Gaby. Tan tan (3).
