¡Oinc, oinc, oinc!
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Solicito de usted, lectora o lector, que haga un ejercicio de empatía para ponerse en el lugar de Daphne, la joven veracruzana, entonces de 17 años, abusada sexualmente por cuatro jóvenes de familias adineradas y vinculadas con la clase política del estado. Ellos fueron bautizados en redes sociales como “Los Porkys”. Sus nombres son: Enrique Capitaine Marín, Jorge Cotaita Cabrales, Diego Cruz Alonso y Gerardo Rodríguez Acosta.
¿Cómo va su proceso de empatía? Le aseguro que nuestra mujer lectora ya personificó a Daphne. Usted, como hombre lector, le pido por favor que haga un mayor esfuerzo. Si ayuda, imagine que Daphne pudiera ser su hija, sobrina o nieta.
El 2 de enero de 2015, Daphne salía de una discoteca cuando los cuatro “Porkys” la subieron a un vehículo contra su voluntad. A partir de ese momento, Dapne fue privada de su libertad, incomunicada, abusada sexualmente y violada.
El “Porky Mayor”, Javier Duarte, declaró: “En mi estado no hay ‘juniorcracia’. Se hará justicia”. Pero nada sucedió.
¿Ya abrazaron a Daphne, lectora o lector, con su inteligencia indignada y su compasivo corazón?
Mientras la justicia encubría a los “Porkys”, y los padres de éstos demandaban al padre de Daphne por extorsión y amenazas, las redes sociales les partían la madre con fuerza inusitada. Pero la impunidad crecía cual tsunami.
Tres órdenes de aprehensión por pederastia agravada fueron giradas contra Capitaine, Cotaita y Cruz. Rodríguez escapó sólo porque era el copiloto del auto donde ocurrió la agresión. Capitaine fue detenido en Torreón. Cotaita huyó a Estados Unidos y Cruz a España donde fue extraditado.
Al día de hoy, Capitaine fue liberado por “inconsistencias en el proceso”. Cotaita está escondido en su casa. Y Cruz fue liberado “al no acreditarse los elementos del delito de pederastia”.
En ese momento, Anuar Gónzalez Hemadi, juez Tercero de Distrito, dijo: “Diego tocó, pero no penetró. O penetró, pero no con pene. O tocó y penetró, pero no sintió placer”. Diego, tú y tus papis tranquilos. “Esto nunca fue abuso sexual”. Oinc, oinc, oinc.
¿Cómo se sienten, lectora y lector?