Oscuridad de la calle
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Los gobiernos de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía se constituyeron como Grupo de Lima el 8 de agosto de 2017 en la ciudad capital de Perú, con el objeto de dar seguimiento y buscar una salida pacífica a la crisis por la que atraviesa Venezuela.
Tras el fraudulento proceso electoral que llevó a Nicolás Maduro a la Presidencia, el Grupo de Lima desconoció a su gobierno y lo llamó ilegítimo. Todos condenaron Maduro, con excepción de México. Transcribo dos de los 13 numerales del documento:
“1. Reiteran que el proceso electoral llevado a cabo en Venezuela el 20 de mayo de 2018 carece de legitimidad por no haber contado con la participación de todos los actores políticos venezolanos, ni con la presencia de observadores internacionales independientes, ni con las garantías y estándares internacionales necesarios para un proceso libre, justo y transparente. En consecuencia, no reconocen la legitimidad del nuevo periodo presidencial del régimen de Nicolás Maduro, que se iniciará el 10 de enero de 2019.
“2. Ratifican su pleno respaldo y reconocimiento a la Asamblea Nacional elegida legítimamente el 6 de diciembre de 2015, como órgano constitucional democráticamente electo en Venezuela”.
Esta declaración no emana sólo de gobiernos de derecha. El Primer Ministro de Canadá suele presumir su filiación izquierdista y no esconde su amistad con regímenes como el cubano. Su padre, Pierre Trudeau, primer ministro de 1980 a 1984, cada que podía dejaba patente su cercanía con Fidel Castro. De esa forma, Canadá deja ver su sello independendiente y progresista que lo diferencia de los EUA, particularmente en lo relativo a política exterior.
Al Grupo de Lima se sumó el secretario General de la OEA, Luis Almagro, hombre de izquierda, canciller de José Mujíca en Uruguay. El Frente Amplio lo expulsó por haber señalado las evidentes violaciones a derechos humanos en Venezuela.
Almagro les respondió así: “Un niño por día se muere de desnutrición infantil en Venezuela. Eso es una campaña de exterminio. ¿De qué estamos hablando? ¿Eso es lo que defienden? ¡Por favor! Defienden dictaduras, defienden opresión, defienden represión, defienden torturas, defienden torturadores, defienden a los asesinos, a aquellos que violan a los presos políticos. Eso es lo que están defendiendo. ¡Por favor! ¡No sean ridículos! ¡No sean imbéciles!”.
Venezuela vive una crisis humanitaria. En 2018 la inflación cerró en un millón por ciento, los venezolanos migran por hambre, los presos políticos padecen tortura. Caracas es la ciudad más insegura de América. La corrupción causa un daño patrimonial que asciende a 450 mil millones de dólares. Para la burocracia internacional formalista lo anterior no bastó para actuar. Lo que sí la movió fue el golpe de estado a la Asamblea Legislativa electa democráticamente y un proceso electoral sin reglas democráticas básicas.
Es importante esta condena al régimen venezolano, por solidaridad y por autoprotección. Los venezolanos nos necesitan, están sufriendo y no podemos ignorar su llamado. Por protección, pues si no se pone un alto a las dictaduras, nos exponemos a sufrir caprichos dictatoriales de nuestros gobernantes.
El Gobierno mexicano se abstuvo de condenar a Maduro, el presidente López Obrador habló de los principios constitucionales de política exterior, la no intervención, pero nada dijo de la protección y promoción de los derechos humanos. Que no quiere ser candil de la calle y oscuridad de su casa. Olvida que es gobierno y le corresponde ser candil tanto en la calle como en la casa.
Se puede y debe señalar toda violación a los derechos humanos en México y en el mundo. Se puede y debe abrir de par en par las puertas al escrutinio internacional en materia de derechos humanos, tanto de nuestro País como de cualquier otro, para que ningún ser humano sufra represión, tortura, desaparición forzada o violencia de ningún tirano.
Así lo entendió Cárdenas cuando México recibió a los exiliados españoles. Así lo entendió el impresentable Echeverría cuando recibimos a los exilios chileno y argentino. No parece entenderlo López Obrador. Apuesta a no juzgar fuera para que nadie lo juzgue dentro, como si tal cosa fuera posible en este mundo globalizado. Se equivoca López Obrador, muestra su vena priista en política exterior. Marcelo Ebrard lo sabe, por eso calla, resiste, sabe que es su peor crisis, será juzgado por su silencio. Justo a un costado de su oficina está el Museo de Memoria y Tolerancia que expone innumerables ejemplos de por qué no debemos callar cuando otros sufren.
@chuyramirezr
Facebook: Chuy Ramírez