Pirotecnia del acontecer
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En el domo de plástico suena de repente la telegrafía pluvial.
Es esa lluvia mansa, rítmica, delicada y cortés. Llega sin relámpagos y sin truenos. Solo con nubes que se han ennegrecido y sueltan sobre la ciudad su carga líquida en un goteo amplio y breve. Lo suficiente para que la tarde se vaya haciendo noche con frescura.
Lo de “clima benigno” no significa uniformidad sino variaciones de estación, dentro de un ámbito en que escasean las desmesuras. Así como se acostumbra hablar de la cuesta de enero, podría también incluirse en el palique, las curvas de octubre otoñal, salpicadas y asoleadas.
Y es que todo el río de meses parece avanzar hacia el estuario de diciembre con sus novedades políticas y folklóricas, comerciales y festivas. La prensa, con su hábil observación reporteril, va dejando a la vista las zonas más sensibles, las tareas más urgentes, los porcentajes y datos
estadísticos más alarmantes. Ejecuciones, accidentes, embarazos adolescentes, extracciones de gas destructivas, suicidios en aumento, presiones energéticas, incongruencias escandalosas y otras anomalías, desórdenes o insuficiencias que dan al lector la impresión de crisis múltiple regional ante el próximo régimen nacional.
Cuando llegan las buenas noticias ya no encuentran lugar. Está todo el espacio ocupado por lo amenazante. El lector quedó privado de información positiva que descubra potencialidades y dé esperanza frente a los desafíos exhibidos.
Se auguran y se adivinan cambios porque se habla de transformación y la expectativa general es que se dirijan todos a mejorías y no sólo a sustituciones de fachada. Este largo trampolín bimestral prepara el clavado decembrino directo a estrenar el nuevo estilo de gobierno y de ciudadanía.
Junto con las estructuras en cambio dinámico han de darse progresos éticos en austeridad y en honestidad, en veracidad y en transparencia informativa. Familia, escuelas, universidad, iglesias, centros de capacitación tienen necesidad de impulsar campañas intensivas para mejorar criterios, actitudes y hábitos para no ver cómo derechos los que no lo son y para renunciar a conductas antisociales.
“Yo pienso que hay que ver los problemas como oportunidades”, opina el profesionista dando un sorbo a su café. “Se me hace que el peso es mucho para una carreta sexenal”, dice el universitario, riendo; “tenemos que capacitarnos nosotros”, asegura su hermano de prepa, mordiendo una galleta... Es una charla frente a noticias en merienda ejecutiva. Pasó la lluvia y quedó un anochecer humedecido sin estrellas y con nubarrones ennegrecidos.
Las redes sociales, en su capirotada de tecleos improvisados, manifiesta las corrientes de crítica y también las perspectivas de visiones diversas, frente a la pirotecnia cotidiana del acontecer...