Raza de bronce y plata
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Por dos segundos no se llevó el oro nuestra andarina.
Nos recordó al sargento inolvidable que lloró al ver los colores nacionales en segundo lugar y escuchar el himno de otro país en la hora de la premiación, en juegos pasados inolvidables.
Eso de andar aprisa, de dar trompadas, echar clavados e intentar patadas aseguró la plata pura y el bronce. Las aleaciones constituidas por cobre y cinc se denominan propiamente latón; sin embargo, dado que en la actualidad el cobre se suele alear con el estaño y el cinc al mismo tiempo, en el lenguaje no especializado la diferencia entre bronce y latón es bastante imprecisa.
Hay actualmente, después de los juegos con samba, carreras nacionales de larga duración intentando metas que parecen inalcanzables: Unas legislaciones que no lesionen el derecho a la vida de los inocentes indefensos no nacidos y custodie la peculiaridad inconfundible de la alianza matrimonial. Un modelo educativo fruto de aportaciones múltiples de progenitores, mentores, intelectuales y especialistas en pedagogía y con apertura a experiencias internacionales. Una aplicación inmediata de la ley en caso de manifestación destructiva y obstrucción de vías de comunicación o faltas sucesivas de docentes a su labor educativa. Una supervisión electoral no partidista y una reducción del número y la remuneración de parlamentarios privilegiados.
Falta el paso veloz en todos los rezagos. Falta el golpe contundente a quienes lesionan la seguridad. Falta levantar las pesas del salario mínimo devaluado frente a una canasta de altos precios. Falta la flecha certera que se clave en el centro de las corrupciones disimuladas. Falta lanzar muy lejos el disco rayado de todas las promesas no cumplidas. Faltan los goles necesarios contra las porterías de las transnacionales invasoras y los contrabandos asiáticos.
La raza de bronce y plata puede alcanzar el oro si es capaz de lanzar, desde la honda de su voto, un guijarro de participación a la frente del gigante abstencionista en los días de sufragio.
Pasaron los juegos de tierra carioca y sigue el juego azteca que busca más celeridad en los avances, más altura en las miras y más fuerza en los esfuerzos unánimes.
Por mi raza hablará el Espíritu es grito universitario. Un mestizaje versátil tendrá que hablar con hechos, en estas tierras, si quita empañamientos para dejar pasar la luz del Espíritu porque “en el cielo, su eterno destino, por el dedo de Dios se escribió”…