Saltillo, mi ciudad
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Saltillo, mi ciudad, cumplirá 445 años mañana, lunes 25 de julio de 2022. Después de mucho tiempo y muchas discusiones sobre si fue 1575 o 1577 el año exacto de su fundación y como el acta de la misma no ha aparecido en ninguna parte, los historiadores que se han ocupado del tema decidieron que el segundo en mención es el año más probable.
Por muchos años se le otorgó al capitán Francisco de Urdiñola el título de fundador de la ciudad, pero después se supo con certeza que no fue él sino Alberto del Canto quien fundó la villa de Saltillo, y que Urdiñola fundó el pueblo contiguo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala en 1591, de cuya fundación sí existe el acta, resguardada en el Archivo Municipal de Saltillo, como corresponde, ya que después de muchos años el pueblo de San Esteban se fusionó con la ciudad de Saltillo. ¿Dónde quedó el Acta de fundación de la Villa de Saltillo?
Cualquiera que haya sido el año, lo importante es que la ciudad tiene una larga vida en la que ha crecido y se ha poblado, primero en forma lenta, y a partir de la industrialización de la región Sureste en la que está enclavada, tan rápida como desordenadamente. Primero fue una villa con tal abundancia de aguas como ningún otro lugar, según afirma en un documento fechado en 1792 el bachiller Pedro Fuentes, a quien se le considera el primer cronista de Saltillo. Dice el bachiller que la villa tenía más de 300 destiladeros grandes y pequeños con los que se regaban cuantiosas labranzas de trigo, maíz, frijol, lenteja, garbanzo y otras semillas, y se cultivaban en jardines y huertos las frutas, verduras y legumbres propias de la región, además de bellas y coloridas flores. ¿Dónde quedaron las aguas de Saltillo?
Políticamente la ciudad ha dependido de muy diversas instancias y territorios: el Virreinato, la Provincia de Nueva Galicia, la Nueva Vizcaya, la Audiencia de Guadalajara y las Provincias Internas de Oriente. Tuvo relaciones de índole diversa con Zacatecas, San Luis Potosí, Nuevo León, Durango, Chihuahua, Sonora y Jalisco. ¿Dónde quedaron los documentos que registraron su historia?
No siempre fue la capital de Coahuila; no siempre fue progresista; no siempre fue, desde la óptica de la época, el lugar ideal para vivir. Sin embargo, siempre fue tranquila y provincial, hasta no hace tantos años. Los fuereños que llegan a vivir aquí, aquí se quedan y los saltillenses que se van regresan más tarde o más temprano, y el que no regresa, sueña con regresar.
Aquí viven todavía los personajes de antaño en la memoria de las gentes, en sus obras y sus escritos. Aquí están, para siempre, los galanes en su descendencia, las invenciones que trajeron y el recuerdo que dejaron. Aquí están los emblemas de la ciudad: el glorioso Ateneo Fuente, la Benemérita Normal del Estado, la Alameda Zaragoza, el Palacio de Gobierno, la Capilla del milagroso Santo Cristo y la Catedral de Santiago. Aquí está su historia, plasmada en el mural que Elena Huerta pintó entre los años de 1973 y 1975; la propia construcción del Ateneo plasmada en uno de sus muros pintado por Salvador Tarazona; y la historia actual, la que se vive día con día, plasmada en el vivir cotidiano de una ciudad fundada bajo la advocación de Santiago Apóstol. Santiago el Zebedeo, el caminante que llevó la buena nueva del Evangelio a los pueblos de la antigüedad; el mismo que en España peleó a caballo y con filosa espada la guerra contra los moros, el Santiago Matamoros cuyo cuerpo reposa en Galicia, donde se le venera en su bella Catedral de Compostela.
Saltillo, nuestra hermosa ciudad, cumple mañana 445 años, celebrados a lo grande por el alcalde José María Fraustro Siller, el cabildo entero y el Instituto Municipal de Cultura bajo la dirección de Leticia Rodarte, con el gran Festival Internacional de las Artes que llevó todas las artes, efectivamente, a todos los públicos y a todos los rincones de la ciudad. ¡Felicidades Saltillo, mi ciudad!