¿Vecindad sin enemistad?
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TEMAS
La vecindad es cercanía.
Puede ser proximidad o desarmonía, estridencia, desafinación y desconcierto.
Se puede coincidir en la misma geografía. Y puede haber relación complementaria y recíproca o de indignación, rechazo y desavenencia.
En lo personal puede haber conflicto en esa íntima vecindad de lo corporal con lo espiritual. En el ambiente familiar es una plenitud de vida la vecindad de apellido y parentesco, de alianza y convivencia. Y puede perderse el equilibrio.
La contigüidad que acontece en la misma calle, en la misma colonia, en el mismo trabajo, en la misma fe, en las mismas aficiones puede dulcificarse o amargarse, embarrarse de simpatía y empatía o contaminarse de antipatías.
La vecindad sin enemistad usa lenguaje de sonrisa, de saludo, de intercambios serviciales. La vecindad se hace enemiga por falta de comprensión, de disculpa, de reconciliación. Y su mímica es de gesticulaciones de repugnancia, de desatenciones crecientes y frecuentes, de reclamaciones e indignaciones.
Se puede llegar hasta las denuncias ante la autoridad, buscando restituciones, exigiendo sanciones y reconvenciones a los que se consideran ofensores, desde una actitud de desconfianza total.
En lo laboral, en lo recreativo, en lo cívico y político se pueden observar vecindades maduras en que chocan las ideas, pero no las personas y así se vuelven ejemplares. En contraste con las descalificaciones y las satanizaciones de la enemistad hirsuta y acusadora.
En lo internacional, de vecindad planetaria o continental, se han vivido años de amistosa vecindad en que se comparten y se comunican los bienes materiales, culturales y espirituales. Pero en esta postmodernidad ha surgido la vecindad amenazante, la reacción extremosa del estallido bélico.
Se arman los más poderosos hasta acumular misiles de creciente poder y se lanzan en mares colindantes hasta que Turquía dice: “yo también ya tengo misil”. Es un lenguaje de estallidos y de amenazas ya no tan disimuladas.
Se hace diplomacia que parece besar la frente; pero también está pisando los pies. Se articula una vecindad sin amistad que parece dar a entender. “No solo estás cerca sino te tengo en la mira para un ataque súbito y certero”. Se cambia así el “amaos los unos a los otros por el armaos unos contra otros”. No hay buena calificación en la universidad de la convivencia mundial en esa asignatura en que tantos reprueban: la vecindad sin enemistad.
TIEMPO Y CLIMA
Atrasar una hora el reloj al final de este octubre será el tiro de gracia para los cambios de horarios en invierno y verano.
Parecía cumplirse el dicho popular. Al madarugador no le amanecia más temprano y vivía horas sin luz. Ahora, con excepciones fronterizas, se tendrán relojes que aprenderán a respetar el horario fijo, llueve, truene o relampaguee.
Y ya viene por ahí Roslyn que, de tormenta tropical, va va tomando ímpetus de huracán. Acá se dan catarros y gripes por no poner la cobija gruesa a los pies de la cama y la gente toma vitamina C.
Esperemos que no haya necesidad de vacunas de refuerzo para enfrentar ninguna ola sorpresiva del dismiuido Covid y sus variantes... Y que la salud espiritual siga contagiando a los cuerpos pandémicamente...