18 meses sin su familia por culpa del coronavirus, la pandemia afecta relaciones
Al equipo de monclovenses que fue a trabajar a Colombia se le atravesó el SARS-Cov-2 y aunque debieron permanecer en Sudamérica más tiempo de lo pensado, ya están de regreso
MONCLOVA, COAH.- Para un grupo de monclovenses que trabajó un año y medio en Colombia, lo peor que hasta hace dos días les había dejado el COVID-19 era la desesperación por no poder regresar a su lugar de origen, pues los aeropuertos habían cancelado su operación en su totalidad. Pero ahora que lograron retornar, la impotencia que genera el padecimiento es el que no pueden abrazar a los suyos aún teniéndolos a escasos metros de distancia.
Fue en enero del 2019 cuando los trabajadores de la empresa Consorcio Total S.A. de C.V. salieron a cumplir su misión, la obra era restaurar un alto horno en la segunda empresa siderúrgica más grande de Colombia, Acerías Paz del Río; ubicada en el Departamento de Boyacá.
Hasta el pasado mes de marzo, todo marchaba bien, pero de un momento a otro llegó el COVID-19 a América y se comenzó con las medidas de prevención de contagios.
A decir del ingeniero y coordinador de obra, Eliezer Rodríguez Cisneros, todo comenzó con la divulgación de la enfermedad.
En la empresa colocaron lavamanos en los accesos, pues era esencial el lavado de manos constante, pero cuando fue empeorando la situación en el continente se consideró la instalación de túneles sanitizantes.
CERRÓ COLOMBIA TODO EL ESTADO
De pronto se cerró el departamento de Boyacá, este es semejante al tamaño del estado de Coahuila.
Se cerraron las vías, solo la población podría salir a lo esencial, se evitó el tránsito de las personas al mismo tiempo, nadie entraba ni salía de un municipio a otro.
El Gobierno ordenó que con base en el último número de credencial, se permitiría la movilidad de los ciudadanos.
“Entonces nos tocaba a cada persona salir dos días por semana, de 06:00 a 20:00 horas y de 20:00 a 06:00 horas era toque de queda” expresó.
También se anunciaron sanciones económicas para quien violara estas medidas o no portara el cubrebocas; la cantidad a pagar para quien incumpliera con las medidas era de seis a ocho mil pesos mexicanos.
Ante todo y esto, la actividad de la empresa siderúrgica es considerada como esencial en tanto los monclovenses podrían salir a trabajar bajo restricciones.
“Por medio del municipio y Acerías nos valió que nos dieran un permiso para continuar laborando ahí, uno lo presentaba en caso de que solicitaban las actividades y no teníamos ningún problema para eso”.
Se encargaron de coordinar los preparativos de montaje, demolición, construcción y puesta en marcha de los hornos, hasta que aproximadamente el 5 de abril terminaron su trabajo.
VIVIR EN MEDIO DE LA ANSIEDAD
De ahí en adelante comenzó la ansiedad, no podían salir del país, no había vuelos disponibles para salir a México y se enteraban de que Monclova se había convertido en el epicentro del coronavirus en Coahuila y aquí seguían sus familiares.
“Claro que me preocupaba más por mi familia, ya no tengo a mi esposa pero por mi padre, mis hermanos y mis hijos, nosotros nos sentíamos tranquilos porque allá el COVID casi no llegó, al menos donde estábamos nosotros, pero escuchábamos las noticias de Monclova y nos dábamos cuenta que estaba muy difícil el problema, lógico queríamos regresar rápido y no podíamos” comentó el coordinador de lo mecánico Emiliano
Hernández del Abra.
Tras esperar semanas enteras como consecuencia de las medidas sanitarias por este padecimiento, al menos siete de ellos fueron repatriados este jueves, en un viaje humanitario que les trajo a la ciudad de México.
EL APOYO DESDE MÉXICO
Raúl Flores González, propietario de Consorcio Total S.A. de C.V. y presidente de la Cámara Mexicana de la Industria y la Construcción en Monclova, gestionó apoyo para sus trabajadores y se logró traer a siete de ellos de vuelta, aún quedan 14 que están varados en Colombia y a quienes se les gestiona otro vuelo humanitario.
“Sentí una emoción grande, porque cuando uno viene para acá en medio de todo esto, es un sentimiento bonito que no sé cómo describirlo, es felicidad porque vienes para acá, pero también es tristeza por la forma de cómo uno regresa, venimos limitados a la familia, no la podemos disfrutar al cien por ciento, saludarlos hasta pasar el proceso de 14 días de aislamiento”, dijo.
Eliezer Rodriguez, estuvo acompañado de su esposa en este viaje, Heidi Noemí López fue Técnico de Control y Calidad de la obra que se realizó y manifestó que aunque no tiene hijos, su angustia era por su familia en Monclova.
“Sinceramente hablo por mí, el miedo y el temor no creo era tanto yo si no la familia. Nunca me preocupé por mí si no por ellos que estaban acá, que ellos se fueran a contagiar y yo no los pudiera ver porque allá no había tantos casos como hubo aquí en Coahuila”.
“Era estar revisando noticias desde que empezó esto, temía que mi mamá y mi familia se podrían infectar”, dijo Heidi Noemí.
Desde que se autorizó su viaje un autobús los trasladó hacia el aeropuerto, este fue sanitizado y ellos también antes de ingresar en el vuelo, antes de que ellos subieran se aplicó el mismo protocolo en la nave, luego a ellos y así mismo fue al arribar al aeropuerto de la ciudad de México.
EL COVID NO SE HA IDO, SIGUEN LUCHANDO CONTRA ÉL
“Lógico queríamos estar con nuestras familias y en nuestras casas agradecidos con Dios. Ayer llegué y me recibió mi hijo y su esposa, él me quería abrazar, le dije no, tranquilo”, comentó uno de los trabajadores quien detalló que ahora después de esto que vivieron al estar varados en Colombia , el COVID-19 sigue perjudicando sus vidas.
“Un año y medio pasamos allá, cuando están las situaciones bien uno viene y se abraza y se recibe con una emoción, pero ahorita no podemos hacerlo de ese modo, hasta sentirnos un poco tranquilos”, mencionó Hernández del Abra.
Tendrán que esperar a que la situación se regularice en la ciudad para poder tener cercanía con sus seres queridos, por el momento se sienten más seguros al estar en su ciudad de origen, aunque no descartan que si la empresa lo solicita, se pudiera realizar otro viaje de trabajo a cualquier destino que así lo requiera.
Los trabajadores agradecieron la intervención por las gestiones que hizo su empresa para que pudieran regresar acá, pues el proyecto estaba terminado de una manera a otra.
“Consorcio Total nos siguió favoreciendo en dejarnos con trabajo, ya no generábamos recursos suficientes porque el proyecto en sí estaba terminado y el hecho de sostenernos allá y gestionar el que regresáramos es de agradecerse”, dijo Hernández del Abra.