2020 / 12
COMPARTIR
TEMAS
¿Por dónde empezar, por dónde iniciar y acometer el puzle tan doloroso que se ha cebado en México? ¿Por dónde iniciar a deletrear tanto y tanto dolor? Cara y cruz de un mismo episodio histórico que es fuego eterno en este país sin larva de esperanza al día de hoy: la violencia sin fin está desbocada, la inseguridad a todos hiere, no sólo a las mujeres aunque si es bestial lo que a ellas les pasa; por las erráticas políticas públicas de Andrés Manuel López Obrador y su equipo, la gente muere en trance de dolor al no haber medicinas para el cáncer y otras enfermedades terminales y en materia económica, no hay avance: sólo retrocesos.
Lo anterior es el triste panorama, los nubarrones grises y mustios sobre México. Lo dije, lo escribí rápido, pero allí vamos enfangados todos los mexicanos, cual más, cual menos. Agradezco de nueva cuenta sus palabras y comentarios. Muchos lectores, que como usted hoy me atiende, me han comentado de las dos sagas aquí presentadas, la del año pasado sobre la maldad, la inseguridad y la violencia extrema, y ahora lo anterior revisitado agregando el terrible tema de la migración masiva que a todos afecta. Me han preguntado una y otra vez de mi timing al respecto. Lo valoro y agradezco, pero no, la virtud no es mía sino suya al comentar de las ideas aquí vertidas. La verdad, sólo hay que observar el triste panorama nacional, leer buenos libros y sí, las ideas llegan solas.
Me han pedido de nuevo dos fragmentos que con mucho, mucho tiempo los escribí en este generoso espacio de VANGUARDIA. Para mí, que ando cazando ideas al vuelo, cuando el par de perlas se dejaron desgranar en la prensa internacional, inmediatamente las coleccioné por la importancia de ellas. Se han agigantado. Allá por las lunas de 2010, en visita oficial a México y cuando era la secretaria de Estado norteamericano, Hillary Clinton, dijo: “La brutalidad y la barbaridad (de los cárteles del narcotráfico) van más allá de lo imaginable”. También en el 2010 un periodista y escritor, considerado uno de los mejores del mundo en la actualidad, Jon Lee Anderson, diría a rajatabla en una entrevista en visita de trabajo a mi ciudad adoptiva, Zacatecas: “Yo no cubriría el narco mexicano”, aunque espetaría una serie de cuestiones de operatividad cotidiana para hacerlo, líneas después analizaría la situación de la violencia extrema que azota a México desde siempre. Transcribo sus líneas completas: “Ustedes los periodistas mexicanos tienen que averiguar qué es lo que enmascara a la sociedad mexicana para encerrar en su seno tanta violencia… no es posible que tanta violencia y que criminales tan sádicos, tan imaginativamente sádicos hayan surgido de pronto en el panorama mexicano. Algo esconde la sociedad mexicana que lo fue incubando durante años y años”.
ESQUINA-BAJAN
La violencia de ayer es la violencia de hoy. Nada ha cambiado, pero si se ha abonado hoy más a la parcela de la bestialidad. Yo no tengo dudas, a lo anterior ha contribuido eso llamado Internet y las redes sociales. Internet lo ha magnificado exponencialmente. Y también, lo sepulta con una frialdad de espanto. Lo que hoy es una “conmoción” en redes sociales, lo que hoy “conmueve” y “sacude” a los ciberadictos de sofá, a los minutos es letra podrida porque llegó nueva “conmoción” en “tiempo real”. Lea lo siguiente: “Varias personas habían sido muertos a tiros por un jefe de policía en una riña; esta era la noticia habitual en todo diario mexicano”. ¿Es nota de ayer, de apenas ayer?, ¿le suena conocido?, ¿es nota de Colima, Monterrey, generada en Guanajuato, en Jalisco…? Es una observación clara y aguda del escritor Graham Greene en su estancia en México en 1930. De nuevo la fecha, 1930. En su libro “Caminos sin Ley”.
Hace días, una señorita joven en plenitud de vida, Ingrid Escamilla, fue desollada por su pareja. Fue desollada desde la cabeza hasta las rodillas en la Ciudad de México. En la red que todo lo pudre, se publicaron las fotografías de semejante bestialidad. Brutal, aquello. Hoy ya nadie se acuerda de semejante acto de bestialidad y crueldad humana. El asesinato igual de brutal (fue violada primero) de la niña Fátima, sepultó al desollamiento de la señorita. Lea lo siguiente: bramaba la guerra por la Independencia de México. Hubo gran matanza de seres humanos entre los realistas contra los independentistas. Muertos los héroes más visibles del movimiento, Miguel Hidalgo, Juan Aldama, Ignacio Allende y Mariano Jiménez… fueron decapitados. Sus cabezas fueron puestas en jaulas en los cuatro puntos cardinales de la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato.
Lo reescribo: sus cabezas fueron expuestas de 1811 hasta 1821 para que sirvieran de advertencia, como una forma de generar miedo en la población y claro, enviar el claro mensaje de que esto le pasaría a todo mexicano que apoyara al movimiento de Independencia. ¿Es entonces este ADN bestial lo que arrastramos los mexicanos y lo que nos corre por las venas?, ¿hay alguna diferencia entre el desollamiento de la fémina y la decapitación de decenas de mexicanos en la Independencia? Vaya, el expanista Felipe Calderón dijo que estamos en guerra, pues la guerra sigue presente. Hay otra forma de violencia igual de bestial y despiadada, es la violencia y terrorismo verbal. Es la dimensión discursiva y violenta de AMLO. Creo que usted lo notó. AMLO nunca, nunca dijo ni llamó por su nombre a la infanta Fátima. Decía “el caso lamentable de la niña”. Sin nombre... no existía, según él. Esta violencia también es extrema. Como también es aprovecharse de la tajada mediática, como lo intentaron hacer los panistas y “artistas” guiados por la mano macilenta de Raúl Vera López, Pedro Pantoja y Jackie Campbell…
LETRAS MINÚSCULAS
Todo lo abordaremos. Todo.