¿Cómo ganar elecciones?
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A David Stemper. Siempre fraternal y presente.
La lucha por el poder unifica a los partidos políticos a través de los comportamientos de sus militantes.
¿Quién puede hoy distinguir a un priísta, de un panista o de un perredista? Nadie.
Sus respectivas ideologías fundacionales fueron reemplazadas por un descarnado pragmatismo. Por ello, el poder como un fin en sí mismo es su mantra.
Mientras, avergonzados Jesús Reyes Heroles, Carlos Castillo Peraza y Heberto Castillo se revuelcan en sus tumbas.
Los priístas, panistas y perredistas comparten la misma cultura política, pero sólo los primeros, por su longevidad en el poder, han profesionalizado sus capacidades logísticas y operativas para hacer de la política electoral una “ciencia” que integra los siguientes elementos:
•Acumular recursos económicos o “guardaditos” de las gestiones de presidentes municipales o gobernadores para impulsar campañas electorales del partido.
•Sumar “donativos” de su militancia insertada en la nómina del Gobierno municipal, estatal o federal.
•Depurar continuamente la estructura partidista para asegurar un control estricto de la misma.
•Mantener a los militantes activos los 365 días del año: Capacitación, conferencias, conmemoración de aniversarios, actividades en territorio, etcétera.
•Reclutar permanentemente jóvenes para refrescar el futuro generacional del partido.
•Capacitar a militantes de acuerdo a las exigencias de la normatividad electoral.
•Integrar el uso de redes sociales y tecnologías de la información a las tareas partidistas.
•Empatar el padrón de beneficiarios de programas sociales (federales, estatales y municipales) con el padrón de militantes del partido. Este empate es reforzado por una sólida estructura territorial que va del Distrito al último beneficiario.
•Y, mantener bases de datos actualizadas con ese empate, el ordenamiento de dicha estructura, el comportamiento histórico—electoral de las secciones, el de jóvenes de 17 años próximos a votar, y el de adultos mayores de 60 y más. El uso de sofisticados modelos estadísticos y geo-referenciados es crucial para esta tarea.
Ese es el modelo “para ganar elecciones” al que aspiran también panistas y perredistas por igual. Para con ello, revalidar la cultura política que privilegia el poder sobre las ideas, anclado a una simulación de democracia.