Dos maestras, un mismo alero
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Ariel Gutiérrez Cabello, presidente del Colegio de Investigaciones Históricas del Noreste, A. C., asociación en la que hace una loable labor por la historia y la cultura, tuvo la deferencia de obsequiarme un libro, “Bajo el Alero”, una antología poética publicada en 1931 por las alumnas del Colegio Roberts de Saltillo.
La maestra Lelia Roberts fundó en 1887 el Colegio Roberts, inicialmente llamado Colegio Inglés, una de las instituciones educativas de mucho prestigio en Coahuila. De origen estadounidense, llegó a Saltillo a la edad de 25 años como encargada de una pequeña escuela sostenida por la Sociedad Botones de Rosa, del estado de Virginia. Un año después de su llegada fundó el Colegio Roberts y lo dirigió por 43 años. Primeramente, construyeron en la calle Victoria una escuela primaria y un salón de actos donde se ofrecía el servicio religioso metodista los domingos. Posteriormente se construyó el Templo Metodista El Mesías, hoy todavía en pie, y se abrió la educación normal para señoritas. Años después, en la esquina de Cuauhtémoc y la Calzada Madero, frente a la Alameda, se construyó un gran edificio para el Colegio Roberts, que se mudó en 1922. El antiguo edificio de la calle Victoria sirvió como internado hasta 1934, año en que cerró el colegio y se convirtió en el Centro Social Roberts. El edificio de la Alameda fue adquirido por el gobernador Rodríguez Triana y se instalaron ahí las oficinas de Salubridad y Asistencia. Años después nacieron ahí la Escuela de Enfermería Santiago Valdés Galindo y la Preparatoria Nocturna, hoy Mariano Narváez, de la UAdeC, que todavía lo ocupa. La vocación magisterial de Lelia Roberts, y sobre todo su bondad, marcó a incontables generaciones egresadas del Roberts.
Victoria Garza Villarreal es una maestra que dejó honda huella en sus alumnos por su invaluable legado cultural. Pintora, poeta y amante de la música, volcó todas sus capacidades en la formación de centenares de jóvenes en las distintas escuelas en las que enseñó arte y literatura. Maestra muy querida en la Escuela Normal, diseñó su escudo y el lema: “Labor omnia vincit”. A casi 50 años de su fallecimiento, los exalumnos que le sobreviven la recuerdan con enorme gratitud y gran cariño.
La coincidencia de esa profunda vocación magisterial reunió a estas dos grandes mujeres. Lelia Roberts invitó a Victoria Garza a impartir clases en el Colegio Roberts. De los logros de Victoria en su clase de literatura quedó muestra en el libro “Bajo el Alero”. La generación de 1931 publicó esa antología con los poemas escritos en su clase. La dedicatoria expresa: “Dedicamos el perfume de nuestras ilusiones colegiales a miss Lelia Roberts (había regresado a su país un año antes), santa madre nuestra, bajo cuyas manos blancas nos educamos”. Lo dedican también al director del plantel, profesor José Rodríguez González, “digna personalidad de espíritu muy noble y elevado”; y a su maestra, la señorita Garza Villarreal, “guiadora de nuestros ensueños”. En la presentación afirman que deben al esfuerzo de su maestra de literatura “todo lo que en tal materia hemos podido hacer”, y explican que pensaron el título en razón de que el Colegio Roberts fue para ellas un amado alero bajo el cual “tuvimos la luz de la verdad y del saber, y allí, antes de dejarlo para no volver a sentir su calor que durante cinco años fue en nosotras vida y amor, escribimos lo que este libro contiene…”.
La profesora Garza cuidó de las correcciones y la edición del libro, además de ilustrarlo con algunos dibujos, y contribuir con 25 pesos para costearlo. Las alumnas entregaron 20 pesos cada una. El libro impreso quedó como testimonio de las clases de literatura de una maestra que logró inculcar el amor a las letras en sus alumnas y, en algunas, el gusto por escribir poesía.