El carácter de Coahuila, su paisaje y su identidad
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Dicen algunos que Coahuila no encuentra aún su identidad. ¿Cerca de 450 años de historia no contarán en la forja de una identidad coahuilense? Hace tiempo, la administración de Enrique Martínez y Martínez convocó a un certamen para elegir un himno de la entidad, y el gobernador llamó a la búsqueda de lo que nos identifica como coahuilenses para componer el himno y para la promoción adecuada de Coahuila por parte empresarios y autoridades del sector turístico.
“Es Coahuila una tierra bendita, de carácter tenaz y ejemplar que orgullosos sus hijos proclaman, bello estado triunfante, inmortal”, repite el Coro del Himno Coahuilense compuesto por José Luis Ulloa Pedroza, ganador del concurso mencionado, y sus estrofas llaman a unir las voces para cantar a su grandeza y “a las virtudes infinitas de este suelo que es ejemplo de trabajo y dignidad”. Más adelante se refiere a sus paisajes y sus héroes: “Al mirar su desierto y sus montañas, escenario del esfuerzo creador, surge el nombre de los hombres y mujeres que forjaron con valor esta Nación. Son tus hijos gran orgullo de esta patria, que nos dieron con su vida libertad, un ejemplo de este pueblo infatigable, con estirpe de nobleza y de lealtad”. Al final afirma que cada paso en la senda de Coahuila “engrandece nuestra historia como ejemplo de paz y de unidad”.
Muchas cosas identifican al estado y dan carácter único y diferente a sus regiones. En el panorama norteño, Saltillo se ha distinguido como una ciudad que ha luchado por conservar sus tradiciones, incluso cuando en otros tiempos se le acusaba de provincialista y negada al progreso. No hay duda de que la ciudad ha sabido erigir y mantener los símbolos que le dan carácter y personalidad. Cuenta en su historia con haber sido el detonante del desarrollo industrial de la región Sureste de Coahuila, hace casi medio siglo, y la calificación de Atenas del Norte, hoy considerada exageración por la lejanía y las diferencias de cultura, que no suprimen su tradición intelectual y cultural y su aportación en tal rubro, traducida en instituciones educativas con más de siglo y medio de vida y que aún siguen formando a miles de jóvenes mexicanos.
En cuanto a Coahuila, cada ciudad tiene lo suyo. La ubicación geográfica y el paisaje de cada una, montaña, valle o desierto, influyen en la conformación de su carácter y su espíritu. Las fronterizas añaden al paisaje la incorporación de elementos culturales importados del país vecino y ejercen recíproca influencia. Cada ciudad y cada región aportan diferencias que hacen infinita y compleja la identidad estatal por factores de muy diversa índole, no siempre fáciles de aislar. La identidad coahuilense se manifiesta en la obra colectiva intangible matizada por cada generación e influenciada por el paisaje y su historia cotidiana. Eso la hace única y diferente a la de cualquier otra entidad inscrita dentro de la identidad mexicana plural y diversa.
El refugio de nuestra identidad de coahuilenses es nuestra memoria. Por eso es indispensable conocer y divulgar la historia regional a fin de no perder la memoria de lo que somos. Un pueblo sin memoria es un pueblo sin historia, pero un pueblo que se narra conserva la memoria de lo sucedido al volverse a contar a sí mismo. El poder espiritual de las imágenes pasadas sigue sobreviviendo. Si la mirada se vuelve atrás, evita que el polvo de los siglos las arrastre hasta los linderos de las cosas perdidas y las empolve más.
Inicia el 2021. En una ocasión, Don Quijote le dijo a Sancho: “No es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca”. Que la sabiduría de Don Quijote acompañe a este nuevo año y traiga el control de la pandemia que nos agobia y nos permita vivir dentro de una realidad, modificada, nueva, pero al fin realidad.