El cercano fin de la era del carbón y la urgente diversificación económica
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Durante muchos años, Coahuila ha sido el rey del carbón. Gracias a las reservas naturales de este mineral, la entidad se ha posicionado como el jugador más importante en su explotación y comercialización, sin embargo, su vida viene a contrarreloj.
En las últimas semanas, y en especial en estos días más recientes, hemos sido testigos de la crisis que se vive en la Región Carbonífera.
La suspensión de la compra de mineral coahuilense por parte de la Comisión Federal de Electricidad ha evidenciado la altísima dependencia de la economía de aquella región con esta actividad.
La poca diversificación en sus actividades económicas ha llevado a que los cinco municipios de esta zona estén en vilo desde diciembre, cuando la empresa productiva cesó la adquisición de este mineral.
Esta circunstancia podría ser una prueba de lo que llegaría a ser en caso de no encontrar una diversificación en el futuro inmediato.
México ha signado en la última década acuerdos internacionales en aras de reducir el uso de energías fósiles que dañan severamente el medio ambiente.
El carbón es el más importante de ellos, por lo que el país y otras tantas de las más vigorosas naciones en el mundo han decidido emprender una cruzada para reducir al mínimo posible su uso.
Ante este escenario, urge establecer planes para encontrar la manera de que poblaciones que dependen casi por completo de esta actividad, encuentren un camino diferente.
En el Gobierno del Estado y en las cámaras legislativas parecen ocuparse de estas actividades, falta que las preocupaciones se conviertan en acciones.
Ya la Secretaría de Economía de la entidad busca atraer inversionistas de otros giros que lleven divisas y generen empleos para esa zona.
La región carbonífera ha apostado por la abundancia del mineral, dejando de lado un abanico más amplio de opciones en la actividad económica.
Era dable que, al tener tantas reservas naturales, las cuales aún tienen prospecciones por más de 100 años, se apostara por esta actividad al máximo, sin embargo, es hora de encontrar alternativas.
No obstante que el actual gobierno federal haya dado visos de no pretender que la explotación del carbón sea relegada, los acuerdos firmados internacionalmente harán presión tarde que temprano en esta administración.
Porque más allá de partidos y colores, estos convenios han sido signados por el Estado Mexicano, que tiene la responsabilidad de seguirlos, al menos de dar un golpe de timón como lo ha hecho Estados Unidos con la administración de Donald Trump.
En otras naciones, como se ha dado cuenta en estas páginas editoriales, se ha decidido ir dejando de lado esta actividad.
A finales de diciembre del año pasado, VANGUARDIA publicó un artículo en donde se reseñaba cómo España estaba cerrando sus espacios de explotación de carbón para dar paso a las energías verdes.
En ese sentido, Coahuila también ha dado pasos importantes. Más allá del carbón, la entidad ha fortalecido su “músculo verde” con la construcción de parques eólicos, solares y otras alternativas energéticas con una indiscutible ecoamigabilidad.
En materia de generación de energía, la entidad ha avanzado en buscar otras opciones, pero en el caso específico de la actividad económica de la Región Carbonífera, es donde queda pendiente fortalecer una diversificación.
La era del carbón parece ir acercándose a su fin, y este episodio de nerviosismo durante los últimos tres meses en la Región Carbonífera puede ser una buena base para acercar alternativas que eviten un colapso en una hasta ahora vigorosa región de la entidad.
No esperemos a que el problema nos alcance.