¿El fin de la transparencia?
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Si usted hace favor de leerme de algunos años a la fecha y en estas generosas páginas de VANGUARDIA, año con año tengo mi almuerzo por Navidades con el hombre que más sabe de transparencia y rendición de cuentas gubernamentales, el abogado y académico Víctor S. Peña, quien usted lo sabe también, está avecindado a todo tren en Hermosillo, Sonora, al no encontrar eco de sus sabias palabras en tierra bárbara como lo es Coahuila. Y el pasado 24 de diciembre y como es cábala, Víctor S. Peña llegó desde Sonora para nuestro almuerzo anual (18 años sin fallar, para ser precisos). Amén de llegar con regalos para este servidor, bajo su brazo traía un manojo de libros de su autoría o coordinación.
La mano y pluma de Peña Mancillas es fuente inagotable. Cuatro libros depositó en la mesa, mientras me iba platicando brevemente el contexto de cada uno de ellos. Y usted lo sabe, el pasado diciembre, Peña había estado en el máximo foro y escaparate del mundo editorial latinoamericano: presentó dos volúmenes en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Jalisco: un lujo. Ganador de casi todos los premios de ensayo sobre tema de transparencia y gobiernos abiertos que hay en el país, Peña Mancillas obtuvo el primer lugar del certamen convocado por el Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Sonora. Los tres primeros lugares y las menciones especiales de los mejores trabajos, acaban de ser editados en el libro: “Compendio de ensayos sobre participación ciudadana.” Repito, aquí don Víctor Peña obtuvo el primer lugar.
De su autoría es el tercer volumen de la una serie publicada por El Colegio de Sonora: “La clase político-legislativa en Sonora. 85 biografías.” Libro de poco más de 200 páginas. Y como coordinador son los siguientes libros: “Gobiernos abiertos. Elementos para una política pública del concepto a la implementación.” E “Instituciones, gobierno y sociedad”, ambos editados por El Colegio de Sonora. En el último aquí citado, co-coordinador lo es también Alejandro Salazar Adams. Alejada la redacción de cierto tufo burocrático y académico al cual sólo se acercan los especialistas, los libros son exploraciones y muestran los entresijos, las costuras de eso llamado transparencia, su implementación desde hace al menos tres lustros en México y sus dificultades, su errático andar; los incentivos o premios, pero también los castigos cuando se trata de medir su diseño, implementación y operatividad con aquellos personajes que son su radio de acción: las instituciones oficiales del gobierno en sus diversos estamentos.
ESQUINA - BAJAN
¿En poco más de tres lustros de estar funcionado la transparencia en México, a su juicio señor lector, ha cumplido esta política y programa sus aspiraciones de verdaderamente poner al “gobierno en una caja de cristal”? usted tendrá su mejor opinión, pero para el académico Víctor S. Peña, el cual moja su pluma en ácido corrosivo, el fin de la transparencia es inminente. Inminente y deseable. Al desplumar la anterior parábola de aquello de “caja de cristal”, Peña escribe en uno de sus textos: “La metáfora facilita la comprensión de lo complejo: si alguien observa a su gobierno dentro de una caja de cristal, no hay secretos… Un gobierno transparente es aquel que no tiene lugares opacos, donde la luz pasa sin dificultad. El asunto se complica, sin embargo, cuando en la realidad no hay una caja de cristal ni una cocina como tal: los gobiernos no son materia por el que la luz pueda pasar, sino organizaciones y personas regidas por normas y restringidas por presupuestos.”
Y el elemento táctico, como en todo quehacer humano, es el dinero, los presupuestos. Y estos presupuestos de los cuales gozan los organismos e instituciones como el Instituto Coahuilense de Acceso a la Información Pública (este año debería trasparentar los cerca de 47 mmdp de presupuesto estatal), abonan más a la burocracia, que a la sana vida política de las instituciones. Fue una investigación periodística quien destapó el entramado de empresas inexistentes y el posible desvío de millones de pesos de la expoderosa secretaria, María Esther Monsiváis; aún sin castigo alguno. Fue una investigación de un Fiscal y no los monitores de los institutos de transparencia, quien destapó y giró órdenes de aprehensión para llevar ante la ley el quebranto de las arcas de Chihuahua, donde tienen aún hoy en prisión a Alejandro Gutiérrez.
Peña sabe de lo que habla. Sus investigaciones son largas y reposadas, por ello abandonó por lo pronto, la columna periodística que tenía en estas páginas. Sus libros ya son de gran calado y su prosa mejor que nunca. Aguafiestas de la democracia, en sus textos y con datos y estadísticas, augura el despeñadero de esta “moda”, tan efímera como insulsa ha sido.
Estoy preparando un tríptico con este tema en base a los pensamientos y reflexiones de Víctor Peña. Éste documenta por estos días para un libro, negocios y actividades políticas vinculadas en todo el país con la transparencia y sus institutos.
LETRAS MINÚSCULAS
Fue el caso de la exconsejera del ICAI, Teresa Guajardo, quien viajó curiosa y reiteradamente a los municipios de Coahuila en los cuales luego fue candidata del PRI por una diputación local… Perdió.
Para el académico