El maniqueísmo… y los maestros
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Irán es la antigua Persia, en su momento uno de los imperios más poderosos de la tierra. Ciro, Darío, Jerjes y Artajerjes le dieron gloria a la nación persa. Ahí floreció la tradición mazdeica y la zoroástrica.
El maniqueísmo se desarrolla por el siglo 3 d.C.; Maneo o Mani su fundador tuvo como marco de referencia las doctrinas de Zaratustra, Buda y Jesucristo, por eso se considera un sincretismo con sentido universalista. El centro de su reflexión lo ocupa la tradición cristiana, su metodología se basa en el dualismo. Hay dos fuerzas que gobiernan al mundo y a los seres humanos, el bien y el mal. En su momento este pensamiento que se convirtió en religión tuvo mucha acogida en el Oriente Medio, luego se extendió por Europa, China y al tiempo, ya instalada, nos llegó a nosotros a través de la imposición de la religión.
A la fecha la visión sigue presente, con marcadas reminiscencias en la práctica de la vida social. Para muchos, o todo es bueno o todo es malo. Luz-tinieblas, alma-cuerpo, caos-orden, cielo-infierno, blanco-negro, bueno-malo, moral-inmoral, honestidad-corrupción, virginidad-matrimonio, justos-pecadores, vida-muerte son algunos de los binomios que conforman el dualismo mencionado. Seguramente se habrá encontrado mucha gente que tiene una visión monocromática y le habrá causado muchos problemas a usted o a los demás. La actitud prudencial suma, no resta.
Todo esto es para hacer un comentario sobre el Día del Maestro que celebramos en esta semana. No todos los maestros son como José Elías Moreno, Don Cipriano en “Simitrio”; como Cantinflas en su personificación de Sócrates García en la película “El Profe”, o como María Rivas en “La Maestra Inolvidable”. No todos son los abnegados maestros rurales que a la fecha siguen sacando la cara por la educación en México, o los que no tienen las condiciones necesarias para enseñar en plena ciudad, los que han pasado desapercibidos a pesar de hacer un trabajo de excelencia, los ejemplares, los que siempre recordamos y en su mayoría los que ganan un raquítico salario a pesar de la noble y necesaria tarea.
Por supuesto, existen también los que andan en la grilla sindical, los que son parte de las fuerzas de choque, los que bloquean las carreteras, los que han hecho su frente, los que tienen comisiones en el sindicato, los que priorizan los partidos en vez del aula, los que faltan con frecuencia, los que abusan de menores, los que se han enriquecido al amparo del poder, los que siguen pensando que “la letra con sangre entra” y, por supuesto, los que practican la “ley del menor esfuerzo”.
En el estigma que hoy pesa sobre los maestros no sólo las campañas publicitarias intencionales tienen responsabilidad, muchos se lo ganaron a pulso. Claro que las televisoras, particularmente la que es propiedad de quien se dijo “soldado del PRI”, tienen una gran responsabilidad histórica.
Mientras el maestro fue el fiel de la balanza en los gobiernos de los que era parte de la pirámide corporativa, no fue tocado ni con el pétalo de una rosa, pero en el momento en que “La Maestra” cayó en desgracia y luego decidió fundar su partido, los profesores bajo el influjo del maniqueísmo de gobernantes que tenían como premisa el bien privado antes que el público, fueron señalados como los villanos a pesar del importante papel que tuvieron en la construcción del País.
En el marco del día en que se celebró a los Maestros, sería importante distinguir el fondo de la forma. La realidad que vive nuestro País en materia educativa, ahí está. En una sociedad desigual, violenta y pobre –como la nuestra– la educación tiene un gran peso y en esta tenemos una buena parte de responsabilidad los maestros.
El maestro sigue siendo una figura con autoridad moral, su palabra sigue siendo altamente respetada, muchos siguen siendo referentes, otros tantos tienen como presupuesto que la educación juega un papel liberador en la sociedad, pero seríamos miopes si no aceptáramos que muchos han usado esta noble tarea como medio y no como fin.
Para quienes nos marcaron en la vida por la calidad de su práctica docente, su cosmovisión y el anhelo de una sociedad justa y fraterna, nuestro agradecimiento por siempre.