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Son los primeros avances de un proyecto de investigación inédito: 300 expertos revisan, uno a uno, cientos de ‘homicidios de pareja’. El objetivo: tratar de predecirlos.
En España, el capítulo de homicidios etiquetado como ‘violencia de género’, reporta un promedio de 60 muertes de mujeres al año (prácticamente en todos los casos los hombres son los que matan). E incluye desde el individuo que un mal día le dio un golpe mortal a su mujer en la cabeza y después la descuartizó para deshacerse del cadáver; hasta el del buen padre que una noche, henchido de ira, entra en la casa de los suegros y se lía a cuchilladas con toda la familia.
Frente a la idea generalizada —e incluso enseñada en las universidades— de que la violencia de género involucra una mezcla de agresiones verbales y físicas, junto con manipulación psicológica y emocional..., existe un dato novedoso y desconcertante: en el 45% de los casos los hombres y mujeres que asesinaron a sus parejas no tenían ningún antecedente violento conocido. O sea que entrarían dentro de un grupo que podría calificarse como ‘agresores ocasionales’, y por lo tanto, impredecibles.
En busca del detonante
Para analizar los detalles de esta macabra contabilidad, en España se está llevando a cabo el análisis pormenorizado de los ‘homicidios de pareja’ para ver si arrojan algunas claves o patrones de comportamiento. Por lo menos eso es lo que han decidido en la Secretaría de Seguridad, que ya tiene 100 casos en estudio. Y pretende llegar a los 200 para final de año.
Según las primeros resultados del minucioso trabajo, 20% de los agresores podrían considerarse ‘sociópatas’, es decir, individuos con dificultades de integración social y con antecedentes penales o policiales; mientras que 30% entrarían en la clasificación de ‘emocionalmente inestables’; y sólo 5% calificarían como psicópatas.
Aunque las revisiones de casos terminarán en diciembre de este año, ya hay una primera conclusión: “No existe un patrón único del ‘homicida de pareja’, lo que quiere decir que se trata de un fenómeno multicausal”, señala el doctor José Luis González, coordinador del proyecto, con media vida analizando la violencia de pareja.
“Decir que todo se origina en el machismo, es quedarse fuera de la realidad, por lo tanto es importante determinar qué es lo que detona la agresividad mortal de la pareja”.
Para entender mejor el fenómeno conviene conocer más de cerca algunos de los casos. Aquí están tres de ellos.
Caso 1. Carnicería sin violencia previa
Se habían conocido hacía poco y se fueron a vivir juntos al quedar ella embarazada. Ella tenía tres hijos de una pareja anterior. Él regentaba una carnicería y tenía una buena situación económica. Parecía que todo iba bien, hasta que una mañana, en el trasiego de una discusión, él la golpea y la mata.
Metió el cuerpo en su coche y lo arrojó en un basurero local. Luego lo pensó mejor, lo partió en piezas, como a una vaca, y lo enterró. En los siguientes días mintió a los hijos y a los amigos sobre la ausencia de su pareja. Sin antecedentes violentos. “Él nunca se metió con nadie”... Palabras de familiares y conocidos.
No confesó el crimen hasta 25 días después. Su versión, ya en prisión, es que aquella mañana habían discutido porque ella —que recibíala pensión que le pasaba su ex por los tres niños— quería irse de viaje durante unos días. Él no estuvo de acuerdo y ella lo amenazó con denunciarle por violencia intrafamiliar.
Los psicólogos etiquetaron al agresor con esta palabras: “falta de habilidad para manejar conflictos personales”.
Caso 2. Ella y sus hijos sobreviven
“El niño de ocho años dio al día siguiente su versión de los hechos: “Cuando llegué al cuarto vi que él le estaba pegando a mamá con un cuchillo y que su novio estaba tirado en el piso con sangre en el estómago, y yo le dije a mi padre: “¿Pero qué haces, eres tonto? Y se fue”.
“Ella, que sobrevivió a las puñaladas de su marido, se refiere a él con estas palabras: “No tenía amigos, era controlador y celoso. Empezó a humillarme, a vigilarme y aislarme. Una vez me sacó de la cama de los pelos, me fui un par de días a casa de mis padres y regresé porque me convenció.
Las discusiones empezaron cuando él le descubrió un mensaje de un tercero. Ella le pidió el divorcio y comenzó una nueva relación “con el de los mensajes”.
Él aceptó la situación de muy mala gana y se refugió en casa de su madre. Los fines de semana recogía a los hijos y se quejaba de que siempre iban vestidos de la misma manera. No tenía ningún rasgo de violencia previo.
Un psicólogo señaló: “Una persona que no ventila sus problemas acaba convirtiéndose en una bomba de tiempo”. Mató al novio de su ex mujer, y al padre y al hermano de ella al tratar de detenerle.
Caso 3. Esta relación ya estaba muerta
“Ya la maté, ya está. Me tenía con denuncias por todos lados”. Es un fragmento de la llamada que él hizo de madrugada al 911. Los vaivenes de la pareja eran conocidos por todo el pueblo.
El agresor acumulaba 14 delitos por quebrantamiento de órdenes de alejamiento. Ella le visitó 17 veces en la cárcel, incluso con el hijo de ambos, y le escribía cartas de amor. Él se había divorciado de otra pareja por violencia de género.
La noche de los hechos se encontraron en un bar del pueblo. Ella le dijo que se fuera o llamaría a la policía. Él le dijo que llamase a quien quisiera, que era su cumpleaños. Acabó matándola a golpes en la calle.
“Era ella la que le perseguía”, dicen los vecinos. La hija mayor la describe como “buena, depresiva e ilusionada con otra relación”. De él: “obsesionado con mi madre, cocainómano, manipulador y agresivo”.
Los hermanos de ella dicen que “era irresponsable e impulsiva”. Los amigos le describen a él como “un maltratador”. “Trabajador, pero bebedor”; “con pocos amigos y muy irritable”.
La psicóloga que la atendía la veía a ella “indefensa, cuestionada por el pueblo y dependiente”.
¿Por qué esa noche? ¿Qué detonó la violencia mortal? “Él vio frustradas sus expectativas de pasar esa noche con ella”, dice el Informe de la psicóloga Cristina Gayá. “Ambos eran conscientes de que su relación estaba terminando.
En síntesis
Los homicidios de pareja son un fenómeno alarmante. Y para tratar de entenderlo, en la Secretaria de Seguridad del Ministerio del Interior (en España), se han propuesto revisar al menos 200 casos, ocurridos entre 2010 y 2016, para tratar de llegar a conclusiones que permitan prevenir los homicidios.
En estos momentos hay 300 ‘revisores’ de casos, la mayoría estudiantes de posgrado, catedráticos y psicólogos, que comienzan realizando un concienzudo análisis de toda la documentación existente sobre el homicidio, y que termina en la cárcel entrevistando al asesino.
“En la mayoría de los casos no hay escalada de violencia, lo que les convierte en difícilmente detectables”, explica José Luis González, coordinador de la investigación. “Desgraciadamente, hay que asumir que una persona normal puede, por alguna razón, hacer cosas que no son normales”, agrega.
“Este proyecto no va a resolver el complejo problema de la violencia de género, pero va a ayudar a disminuirlo, señala González. Si con las conclusiones obtenidas se logra la disminución de las muertes tan solo en 20%, al menos salvarían la vida de 12 mujeres al año”, concluye el investigador.
¿Por qué lo hacen? ¿Cuáles son las causales de los homicidios de pareja?
“Según los expertos, en el caso de los hombres, los factores que llevan al homicidio de su pareja incluyen discusiones frecuentes, separaciones que involucran a hijos, infidelidades y baja tolerancia del agresor a las frustraciones”.
Y en el caso de ellas: “maltrato previo, baja autoestima, dependencia emocional o económica, falta de apoyo familiar, adicciones e incluso la calidad de inmigrante”.
En este artículo se presentan tres ejemplos resumidos del ambiente que rodeaba a esta fatalidad. Los datos más reveladores se obtuvieron de entrevistas a las personas del entorno de la pareja: es decir, de familiares, amigos, ex parejas y compañeros de trabajo.
(© Ediciones El País, SL. Todos los derechos reservados)