Impunidad, ¿otro enemigo de #MeToo?
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En medio de discusiones estratégicas para la todavía flamante Presidencia de Andrés Manuel López Obrador, y más aún para el desarrollo del País mismo, como la reforma educativa y la aprobación de la revocación de mandato, el movimiento #MeToo que hace un par de años despegó en Estados Unidos, en México el asunto tomó un segundo aire.
Un texto en Twitter en el que un escritor fue acusado de golpear y acosar a más de diez mujeres, disparó un efecto dominó en redes sociales con centenares de mensajes en los que mujeres –entre ellas varias coahuilenses– denunciaron humillaciones, abusos, hostigamiento y violaciones.
La situación tomó un nuevo nivel el 1 de abril cuando Armando Vega Gil, integrante de la banda “Botellita de Jerez”, escritor y promotor cultural, informó su determinación de quitarse la vida porque las acusaciones en redes de un presunto abuso sexual de su parte contra una menor de edad, dijo, dejaban su vida sin futuro ni dignidad.
Se desconoce si el artista es inocente o culpable de los delitos que le indilgaron desde el anonimato pero, en todo caso, el asunto se volvió tópico de una fuerte discusión en uno y otro lado del cuadrilátero cibernético en que se ha convertido el internet.
Y es que, por un lado, en México las mujeres padecen un amplio espectro de grados de violencia como destaca la escritora Sabina Berman: “desde el piropo no requerido, pasa por el acoso que es común en los usos y costumbres, hasta la prohibición del aborto, la violación y el feminicidio”.
Pero otro elemento inhibidor de la denuncia pública es el nivel de las tasas de impunidad, tanto la que existe en las agencias responsables de proteger a las mujeres, como las extraoficiales, la que surge por enfrentar represalias laborales o sociales.
Cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía indican que en 2017, el 93 por ciento de los delitos cometidos en México no se denunciaron ni investigaron, y de los delitos denunciados, únicamente el 63 por ciento se investigaron formalmente por el Ministerio Público.
En todo caso, esta resurrección de #MeToo es un desahogo grupal porque el temor a represalias –que pueden ser consideradas dentro de los “usos y costumbres” de este País– muchas mujeres narraron sus experiencias desde el anonimato.
Así que habrá que superar los obstáculos y las trabas que en el camino de la justicia en asuntos como la violencia contra la mujer, se levantan en forma de impunidad, el enemigo a vencer.