La Caída del Imperio Americano
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Fue justo a mediados de los años 80 cuando el cineasta canadiense Denys Arcand comenzó a cuestionar los estilos de vida que nos vendía el sistema capitalista en su cinta “La Decadencia del Imperio Americano”.
El filme fue el primero que le dio una de sus varias nominaciones al Oscar, en su caso a la Mejor Película Extranjera de 1986; la segunda se dio en 1989 con “Jesús de Montreal”, en la cual planteaba una alegoría al viacrucis de un Jesús de finales del siglo 20 representado en un actor de teatro, estatuilla que perdió ante la entrañable “Cinema Paraíso”, del italiano Giuseppe Tornatore, pero como dicen por ahí “la tercera fue la vencida” y con el nuevo milenio y su tercera nominación en la misma terna por su filme “Las Invasiones Bárbaras”, del 2003, no sólo se alzó con el mencionado galardón sino que obtuvo además una nominación adicional para él en la categoría del Mejor Guion Original de aquel año.
Tuvieron que pasar quince años para que pudiéramos de disfrutar de la maestría de este realizador con su más nueva obra fílmica que no podía tener un mejor título que el de “La Caída del Imperio Americano”, misma que desde el mes pasado se encuentra disponible para su renta en la plataforma de Cinépolis Klic y es a su vez el complemento más adecuado para una obra maestra contemporánea encarnando el tema de la corrupción del sueño americano como lo es “Guasón”, de Todd Phillips, actualmente en cartelera.
“La Caída del Imperio Americano”, por su parte, inicia muy al estilo de las cintas de Arcand con un diálogo que tiene Pierre-Paul Daoust (Aklexandre Landry), con su novia de varios años desahogando su frustración por ser un doctor en filosofía que no encuentra trabajo en su profesión en una sociedad en la que pareciera que el mayor delito es tener una vasta educación cuando aquellos que se inclinan por una vida criminal son los que gozan de una vida desahogada y más que bien remunerada a lo que la única respuesta que consigue de su novia es que termine finalmente con esa relación por considerar que todo ese planteamiento es sólo la mejor excusa para no formalizar su vida de pareja con ella.
Irónicamente, siendo que el único trabajo que Pierre-Paul ha conseguido ha sido de repartidor de una empresa de mensajería, al hacer la entrega de un envío en una plaza comercial llega justo después de que se ha llevado a cabo un robo en el que los ladrones y el guardia de seguridad se han matado entre sí y han dejado a los pies del protagonista dos maletas llenas de dinero que al hacerse de ellas lo llevarán a involucrarse con una prostituta (Maripier Mornin) y un ladrón regenerado (Remy Girard, actor fetiche de Arcand) con los que llevará a cabo su venganza personal contra el sistema capitalista que lo había tenido como un marginado social hasta antes de este hallazgo.
Como decíamos al inicio de este comentario, esta cinta es espejo, como “Guasón”, del sistema global capitalista que nos rige, pero en su caso a través de la comedia invita a la reflexión y cuestionamiento.
Comentarios a: galindo.alfredo@gmail.com;
Twitter: @AlfredoGalindo