‘La danza circular de María’, una pizca del Círculo Teatral en Saltillo
Tras años de añejamiento este lunes llegó al Teatro Fernando Soler una de las más potentes obras originarias del espacio dramático de La Condesa
San Fernando, Tamaulipas fue, al igual que muchos otros puntos de ese estado y del país entero, escenario para la violencia que la Guerra Contra El Narco desató en todo el país con un episodio en particular, ocurrido en 2010, que conmocionó al mundo entero.
72 migrantes centro y sudamericanos fueron secuestrados por hombres armados en agosto de ese año y retenidos en el ejido El Huizachal de la mencionada localidad, donde los criminales, tras no encontrarles aplicación práctica y monetaria a sus vidas, los acribillaron.
María, una colombiana que salió de su país en busca de su hijo, quien años atrás emprendió un viaje similar hacia la tierra prometida, es una de las víctimas de esta masacre. Su cautiverio que precede a la muerte está a cargo de Ángel, un sicario presa de sus instintos y de la culpa por sus acciones, en la obra “La Danza Circular de María”.
Esta estremecedora puesta en escena es producto de la pluma de Medardo Treviño y la segunda obra del autor tamaulipeco en llegar a nuestra ciudad desde su incorporación al equipo del Instituto Municipal de Cultura, dirigida por Victor Carpinteiro y estrenada en 2014 en el Círculo Teatral de La Condesa en la Ciudad de México.
Con 5 años de vida, esta producción llegó a Saltillo el pasado lunes 18 de febrero con una función en el Teatro de la Ciudad Fernando Soler donde dio cuenta de la madurez del montaje en todos sus niveles.
En ella Ángeles Marín y Javier Escobar, quienes interpretan a María y Ángel respectivamente, ofrecieron al público unas actuaciones llenas de matices gracias a las cuales pudieron externar los más oscuros recodos de sus personajes.
Pues mientras que María, desde sus experiencias en su tierra de café y bailes sabrosos, ha estado siempre en constante interacción con la violencia por lo que ahora ya es insensible ante ella y la puede enfrentar con la mirada altiva y sin temor alguno, para Ángel su papel de victimario es una cadena que lo tiene atado entre eslabones de culpa, forjados por cada una de las muertes que ha provocado.
Y aunque la obra cuenta con momentos en los que ambos comparten momentos donde su humanidad vuelve a relucir y disfrutan de la música, de la danza, de los aromas del café y de memorias sobre encuentros divinos, anhelando tiempos de paz que fueron, regresa, de manera cíclica, a la cruda realidad.
El montaje de Carpinteiro, además, coloca a los personajes sobre un espacio angosto, en el que la distancia sólo se puede conseguir en un sólo eje, y el público alrededor, a centímetros de distancia, observa la acción con todos sus detalles, desde los más ínfimos gestos de felicidad y esperanza en las escenas donde esto predomina, hasta la más oscura capacidad humana para cometer horrores contra sus semejantes y las consecuencias de tales actos.
En días pasados, en entrevista para este medio, Iván Márquez Morales aseguró que planean traer este tipo de producciones capitalinas al menos una vez cada tres o cuatro meses, para que tanto los artistas como el público saltillense puedan nutrirse de otro tipo de propuestas.
Tal vez el Círculo Teatral esté actualmente entre los escombros y la ruina tras el terremoto del 19 de septiembre del 2017, y aunque siguen en curso las iniciativas para reconstruir el espacio sin duda el arte que allí se produjo sigue tan vivo como siempre y pudimos apreciar una pizca de él este lunes pasado.
“La Danza Circular de María” aborda un tema que si bien ya no se siente tan presente como hace unos años, aún permanece ahí, no tan obvio, no tan masivo, pero igual de peligroso, al igual que las secuelas del miedo que en la población germinó, por lo cual su mensaje continúa vigente pues mientras la violencia persista las denuncias en su contra deberán continuar.