Este año, el edificio del Teatro de la Ciudad “Fernando Soler”, las musas y el propio don Fernando, representados en los muros del vestíbulo, fueron mudos testigos de la manifestación que a última hora se sumó: un nutrido grupo de gente de teatro que se presentó ordenadamente en el Teatro para dar a conocer sus demandas en relación con el recinto y la disciplina en que se desempeñan.