La ruta de la vejez
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La senectud es un proceso que incide en todas las funciones vitales del organismo. Le daremos seis verdades que le ayudarán a mantener sus facultades físicas y mentales sin importar la edad
La OMS la recomienda para reducir la incidencia del VIH y otras enfermedades venéreas, pero hay que tener en cuenta los riesgos de la intervención
El sistema endocrino, que regula y produce las hormonas, es el que dicta las funciones del cuerpo, entre ellas: la acumulación de grasa, la densidad ósea, la fuerza muscular, el metabolismo, el peso corporal, la sexualidad y la sensación de bienestar.
Pero todo eso comienza a cambiar a medida que el cuerpo entra en edad. De hecho, son muchas las manifestaciones fisiológicas del envejecimiento que tienen que ver con los efectos de la declinación en los niveles hormonales.
Este declinamiento influye de manera significativa en los tres tipos de edad que según los expertos están asociados con cada uno de nosotros: la edad cronológica, la biológica y la psicológica.
Por lo regular sólo tenemos en cuenta la edad cronológica, que se refiere al número de años contados a partir del día de nacimiento. Pero las edades biológica y psicológica son también muy importantes.
La edad biológica hace referencia al estado físico o desgaste corporal, y la psicológica a la edad con que uno se manifiesta anímicamente: la forma de mostrar las emociones y la manera de ser y de pensar, incluyendo la imagen mental que tenemos de nosotros mismos (lo cual tiene una gran influencia en todo nuestro organismo).
¿De qué depende la longevidad?
En el mundo desarrollado el promedio de vida es ahora de 81 años (en México es de 77), pero en tiempos de Cristóbal Colón el promedio no llegaba a los 50. El punto es que la sociedad moderna no sólo se ha dado cuenta de que puede vivir más, también ha decidido que tiene derecho a incrementar su esperanza de vida.
O sea que los humanos ya no viven sólo para procrear y garantizar la sobrevivencia de la especie, ahora buscan una mejor calidad de vida para su vejez.
¿Es hereditaria la longevidad o es algo que depende del modo de vida de cada quien? Winston Churchill, el otrora famoso Primer Ministro inglés durante la Segunda Guerra Mundial, alcanzó la ancianidad (vivió hasta los 91 años) a pesar de los excesos en sus hábitos cotidianos (fue fumador empedernido, gran comelón y asiduo bebedor). Y se sabe de personas que rebasan los 100 años en condiciones muy saludables, aunque su alimentación, de acuerdo con los modernos estándares nutricionales, haya sido muy deficiente a través de toda su vida; mientras que otras, no obstante su existencia metódica y sana, mueren entre los 50 y 60 años.
Según los gerontólogos (los que se interesan en las personas de edad avanzada) el cuerpo humano está hecho para vivir 120 años con pleno uso de sus facultades mentales. Esta meta siempre ha sido difícil de alcanzar, pero vivir más se ha convertido en una opción real para la sociedad moderna.
Este hecho —vivir más de lo esperado— ha llegado de manera desprevenida para muchas personas que ya alcanzaron la tercera edad, pero que no prepararon su cuerpo ni su mente para resistir tanto tiempo.
Para no “dejarse sorprender” por las consecuencias de una larga vida, lo que debe hacer es comenzar a preparar su mente y su cuerpo. Esto significa que nunca debe abandonar la actividad física y que siempre debe buscar la manera de mantener viva su lucidez mental. Ese es el secreto. Aquí le diremos otras seis verdades que le ayudarán a mantener sus facultades físicas y mentales, sin importar la edad.
Su plan de vida
Si usted nació antes de 1930, ha vivido mucho más de lo que los científicos de aquel entonces esperaban que viviese. De hecho, en la actualidad no es raro que la gente alcance los 75 años de vida.
Un grupo de gerontólogos analiza a continuación lo que considera ‘las seis grandes verdades del inevitable destino de hacerse viejo.
1.Envejecer no significa enfermar
Por supuesto, el riesgo de enfermedad aumenta con la edad, en parte a causa de que el peso corporal, la presión arterial y los niveles de colesterol y azúcar en la sangre tienden a aumentar, mientras la densidad de los huesos y la función inmunológica tienden a declinar.
Pero con buenos hábitos, esos factores se pueden reducir a la mínima expresión.
Un paso clave es el ejercicio regular, que puede ayudar a mantenerlo no sólo libre de algunas enfermedades crónicas, sino en buena forma, fuerte y ágil al ir envejeciendo. Personas de 70 años que se han ejercitado desde su edad media, son igual de fuertes, en promedio, que aquellos de 30 años que nunca han practicado ejercicios con regularidad.
2. Nunca es tarde para comenzar
La Naturaleza es extraordinariamente indulgente. Por lo tanto, nunca es demasiado tarde para mejorar la salud física y mental.
El ejercicio puede alargar la vida aunque se empiece tarde en la vida.
Un estudio realizado a 2 mil 500 hombres mayores de 60 años encontró que aquellos que se ejercitaban tenían más bajos índices de mortalidad que los que nunca hicieron ejercicios.
El ejercicio regular reduce el riesgo de un ataque al corazón, controla el aumento de peso, mejora la calidad de los huesos y reduce el daño cardiovascular en aquellas personas que dejan de fumar.
3. Usted no va a perder la mente
Es cierto que una persona de 80 años recibe y procesa la información más despacio que una de 30, pero las diferencias son modestas, y pueden ser contrarrestadas por la experiencia y la sabiduría de una persona mayor. Pero parte del declinar mental es reversible.
De hecho, el ejercicio regular puede mejorar la agilidad mental en personas de edad avanzada. Esos beneficios vienen de la bondad que tiene el ejercicio para reforzar al sistema cardiovascular, y como consecuencia mejorar el suministro de oxígeno al cerebro.
4. La esperanza muere al último
Contrario a lo que se piensa, una encuesta hecha a dos mil 700 adultos con edades entre 25 y 74 años, descubrió que las personas de 80 a 90 años que mantienen el contacto social, son menos propensas que las de mediana edad a reportar sentimientos negativos, incluyendo la depresión, la desesperanza y la ansiedad (los solitarios de la tercera edad tienen un índice de mortalidad más alto que aquellos con fuertes lazos sociales).
5. La edad no mata el deseo sexual
El deseo sexual es un síntoma de buena salud. Por lo tanto, hay que “sacarse de la cabeza” que el adulto mayor no reacciona al atractivo sexual.
6. Asuma su bienestar
Sin duda alguna la gente de la actualidad se preocupa más de la salud que ninguna otra en la historia de la humanidad. Y de hecho, millones de vidas son salvadas cada año debido a los avances desarrollados o perfeccionados por las ciencias médicas.
Pero hay algo que la gente no ha logrado asimilar: la importancia de “cuidarse” a sí misma, en vez de asumir que si algo sale mal va a ser resuelto por una píldora o por una institución de salud.
En vez de prevenir, la mayoría de la gente prefiere ignorar los efectos que desgastan la buena salud… hasta que reciben los golpes de la enfermedad. Entonces creen que pueden revertir el daño a través de medicamentos o terapias quirúrgicas. Pero no se aleje de la prevención, asuma usted mismo el control de su bienestar, es lo mejor que puede hacer para una existencia sana y productiva.
La bondad de los aeróbicos
Las personas mayores que empiezan a hacer ejercicios aeróbicos pueden aumentar su capacidad cardiovascular de un 20 a 30 por ciento, lo cual las equipara con personas mucho más jóvenes.
Personas mayores de 70 años que empiezan a hacer ejercicios para incrementar su fuerza han duplicado e incluso han triplicado su fortaleza física.
En cuestión de meses.
Por ejemplo, cinco años después de que personas de cualquier edad dejan de fumar, tienen casi el mismo riesgo cardiovascular de aquellas que nunca fumaron.
Cualquier cosa que ayude a activar las neuronas, como por ejemplo aprender a tocar un instrumento musical, o interesarse en un nuevo idioma, ayudará a mantener y posiblemente a restaurar las funciones mentales.
Parece increíble, pero mucha gente prefiere la prescripción de un fármaco que evitar un estilo de vida nocivo.La senectud es un proceso de debilitamiento que involucra una disminución en la producción de hormonas, que a su vez incide en todas las funciones vitales del organismo.
(Con información de Health)