Los colores de la esperanza

A los 69 años, Cony Shwetzer, originaria de Mazatlán pero radicada en Saltillo, visitó a su hija en Australia, quien estudia un doctorado en dicho país. La joven llevó a su madre a un tour por el parque nacional y sitio religioso de Uluru, la Roca Ayers, donde entró en contacto con el arte pictórico de los aborígenes australianos.

Para entonces nunca había pintado, pero estas obras le resultaron tan atractivas que comenzó a imitarlas. Con pintura acrílica de muy diversos colores realizó los cuadros presentes en la exposición en los que creó patrones abstractos similares a los que la inspiraron.

Decidida a no dejar esta práctica reducida a la mera imitación, buscó aprender más de la técnica y acudió al estudio de la maestra Cecy Viesca. Ahí la recibió con un ejercicio de exploración peculiar.

“Ella me dijo: 'Cony, ¿Alguna vez haz pintado?' Le dije que no. Me preguntó por mis colores favoritos, me puso el bastidor en una mesa, me dio los colores y me dijo que cubriera el lienzo con los colores. Cuando terminé, me dijo que me relajara y jugara con los colores y al acabar le puso una solución que los mezcló”.

De este juego surge otro de los aspectos de la exposición que incluye las piezas, también abstractas, donde la pintura se arremolina sobre el lienzo, mezclándose y creando imágenes que podrían o no estar ahí.

La experimentación continúa con cinco cuadros cuyo objetivo principal es la textura. En dichas obras el color es sobrio y menos variado, reduciéndose a negros y dorados principalmente, pero esto es para dar protagonismo a los elementos que se salen del cuadro, las áreas físicas que proveen la textura, tanto visual como táctil que Shwetzer busca.

También hay en la muestra un par de piezas de corte impresionista. Aquí se demuestra de nueva cuenta la fascinación de Cony por el uso del punto, más que de la línea en la creación pictórica, y ella misma lo confiesa al decir que tiene una “pincelada corta”. En los paisajes figuran escenas boscosas, relajadas y de nuevo, llenas de color.

Sin embargo, regresa a la pintura aborigen que la inspiró. En las obras más nuevas que utilizan esta técnica, aunque mantienen la abstracción, ya se encuentran en ellas figuras identificables, como animales o plantas. “Esto requiere mucha paciencia y cuando estoy pintando, como que me concentro tanto  que me olvido de lo demás y estoy punto por punto" , explicó.

“Encuentro” es una exposición sobre el viaje de dos años que Cony Shwetzer ha realizado dentro de la pintura, su progreso y aprendizaje. Por lo mismo, es bastante adecuado que la pequeña artista invitada con quien comparte el espacio, su nieta, también esté en un proceso de aprendizaje.

Nicole Shwetzer, de nueve años, exhibe tres dibujos hechos con lápices de colores que impresionan por la pericia técnica que poseen. Acostumbrados como estamos a ver niños dibujar figuras simples, el que esta niña logre capturar el brillo en el iris de un gato, los colores de un pavo real o el pelaje de un león, es sin duda algo que hay que ver en persona.

Para Cony, a sus 70 años, esta etapa creativa supone un aprendizaje que tenía que compartir. Citando la canción “Color Esperanza” del argentino Diego Torres “saber que se puede, querer que se pueda, quitarse los miedos, sacarlos afuera, pintarse la cara color esperanza, tentar al futuro con el corazón” la artista dijo que “ojalá las personas se puedan dar cuenta que pueden hacer muchísimas cosas, así como yo me di cuenta ahora”.