Los rostros de la tragedia: la fe continúa a pesar de la destrucción y el caos en la CDMX (Cobertura Vanguardia)
La gran ciudad no descansó y no lo hará; continúan labores de rescate
Junto a una pila de escombros y un edificio colapsado, una niña ofrecía café y pan a los
miles de voluntarios que se sumaron a las tareas de rescate.
En lo alto, sostuvo un cartel que llevaba la leyenda “No están solos”.
¡Esto no es un show, entiendan!, dijo uno de los Topos de Oaxaca cuando
un fanático les preguntó: ¿Puedes enseñarme a tu perro?
Para Adrián (el Topo), la mala información a raíz del sismo
provocó que los perros dejen de ser héroes para convertirse
en glamurosas estrellas. “Les tapan los ojos y no deberían.
Que tengan sus sentidos al descubierto, es lo que se necesita”.
La sociedad confía poco en las autoridades. Después de que se derrumbara
la historia de “Frida Sofía” y la Marina de México tomara el control del
Colegio Rébsamen, un grupo de vecinos clamó por que los Topos
llevaran a cabo las actividades; también querían saber la verdad.
“Ya nos van a dejar entrar a 4, vamos a cerciorarnos
de que no haya familias reclamando a sus hijos.
En muy pocas ocasiones, la Ciudad de México presencia un silencio.
Los puños arriba pasaron de ser un signo de protesta y consigna,
a una señal de vida. Las nuevas noticias aminoraban cada vez más el ánimo.
“Todavía no llegamos a ellos”, decían las autoridades mientras pedían guardar silencio.
Y las manos nunca faltaron. “Disculpe, vengo a preguntar
¿si podemos ayudar en algo?”, dijo Jorge, de unos 20 años
junto con su hermana de cinco a los encargados del cerco.
“Todavía no”. La niña les da las gracias y se va.
“¡Señora, no puede pasar, entienda!”, fue la frase que conmocionó a
Carolina. “Pero es que yo ahí vivo. Esa es mi casa”. Es la realidad que
viven miles de familias que fueron desalojadas. Cuando hay grietas,hay que irse.