Sistema Anticorrupción, ¿ha servido de algo su existencia?
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No sólo resulta válido cuestionar los resultados ofrecidos por el modelo, sino incluso su existencia misma
Una de las herencias de lo que el Presidente de la República denomina “el periodo neoliberal” es el Sistema Anticorrupción, del cual existe una versión a nivel nacional y otra en cada entidad federativa. Y como casi cualquier otra herencia de dicho periodo, Andrés Manuel López Obrador no guarda simpatías por este modelo.
Y aunque el titular del Ejecutivo Federal no ha sido claro a la hora de ofrecer una alternativa que logre combatir eficazmente la corrupción, parece bastante claro que se inclina más por el desmantelamiento del Sistema que por su fortalecimiento o incluso por su adecuación.
En esta posición el Presidente es acompañado sin duda por millones de mexicanos que, de preguntarles, no solamente encontrarían poco útil el Sistema Nacional Anticorrupción, sino que muy probablemente ni siquiera estén enterados de su existencia.
Pero incluso entre quienes conocen la existencia del modelo éste despierta pocas simpatías y si López Obrador saliera mañana a anunciar su desaparición difícilmente escucharíamos alguna voz alzarse en contra de tal determinación.
¿Por qué tiene tan pocos simpatizantes el Sistema Anticorrupción si justamente fue creado para combatir uno de los fenómenos que más agravia a los ciudadanos?
Pues justamente porque la promesa con la cual fue creado no se ha convertido en hechos; porque los ciudadanos seguimos atestiguando cómo la corrupción goza de cabal salud y sus múltiples manifestaciones siguen recreándose frente a nuestros ojos en forma cotidiana.
Tal realidad la señaló ayer, sin ambigüedades, la presidenta del Observatorio Ciudadano en Querétaro, Yamile David Gallegos, al participar en las actividades organizadas por el Consejo de Participación Ciudadana de Coahuila, con motivo del Día Internacional contra la Corrupción.
“Estamos a tres años de esta implementación de los sistemas estatales anticorrupción a nivel nacional y vemos que se han hecho esfuerzos, pero que lamentablemente los resultados no son los que todos esperamos”, dijo la activista ciudadana.
¿Por qué no están ofreciendo los sistemas anticorrupción los resultados que se espera de ellos? Para Yamile David la respuesta es simple: porque las Comisiones de Selección y los Comités de Participación Ciudadana –cuya integración es definida por las primeras– surgen del viejo esquema de compadrazgos y complicidad característico de nuestro sistema político.
Pocas voces se atreverían a contradecir este diagnóstico y seguramente abundarían las adhesiones de todo tipo, que sólo confirmarían el poco aprecio que los ciudadanos tienen por el entramado institucional creado para responder a uno de los más sentidos reclamos populares.
Y si el diagnóstico es cierto, entonces no sólo resulta válido cuestionar los resultados ofrecidos por el modelo, sino incluso su existencia misma. Valdría la pena que quienes integran las instituciones que lo conforman tomaran nota de ello y reaccionaran en consecuencia.