Todos los caminos llevan a Saltillo
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El automóvil es considerado por muchos el medio más cómodo y eficaz para transportarse del lugar A al B, esto se debe en gran parte a la deficiencia que existe en nuestro País en materia de transporte público.
En Saltillo, según datos del IMPLAN, se estima que circulan 150 mil vehículos particulares, pero esto solamente representa el 40 por ciento de los viajes totales diarios. Entonces, ¿por qué creemos que la deficiencia en la calidad del transporte público de la ciudad no nos afecta si el 60 por ciento de la población utiliza medios alternos al coche?
Según datos del Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo en México, el 2012 se invirtió el 70 por ciento del presupuesto destinado a mejoras en el transporte hacia infraestructura para automóviles, siendo que solamente el 30 por cierto de la población usa este medio de transporte.
Cada vez es más común ver cómo se invierte en un mega distribuidor, en otro puente o incluso en lugares como la CDMX, hasta en segundos pisos para el periférico, con la finalidad de “aligerar” el flujo vehicular. Pero, contrario a lo esperado, solamente terminamos con más y más mega infraestructuras cuyo tiempo de vida es cada vez menor y que sólo sirven para entorpecer más el tráfico y congestionar las calles aún más.
Lo peor de la cultura vial es que se lleva gran parte de la inversión en los automóviles, dando como resultado la relegación de los demás medios de transporte y de manera indirecta fomenta el uso del vehículo, creando más conductores, tráfico, contaminación y problemas viales que sólo acaparan el espacio público. Al fomentar una ciudad de coches estamos formando conductores y no peatones. Se crea esta necesidad implícita de tener coche o sufrir las consecuencias que conlleva no tenerlo. El coche ha pasado a tener un papel protagónico en una ciudad en la que su personaje principal siempre ha sido y será el peatón.
¿Qué se puede hacer para solucionar estos problemas?
Necesitamos comenzar a desarrollar ciudades integrales que permitan que los medios de transporte convivan y se complementen sin representar una amenaza el uno al otro. Para ayudar a crear una ciudad con mejor calidad de vida para sus habitantes es indispensable que comencemos a pensar en su principal usuario.
Los modelos de desarrollo orientado al transporte (DOT) permiten darle al usuario distintas opciones para transportarse, ya sea caminando, pedaleando o en transporte público de calidad. Se trata de concentrar los desarrollos de vivienda, empleo y servicios alrededor de estaciones de transporte para convertirlas en zonas peatonales y ciclistas que conecte distintos lugares en una zona con distintos usos de suelo, pero sobretodo donde se tengan otras alternativas de transporte aparte del automóvil.
Estos modelos no son extraños en el mundo, tan solo en Latinoamérica fue implementado en Curitiba, Brasil, donde la red de autobuses cubre el 90% de la ciudad teniendo gran éxito, pues el usuario no tiene que caminar más de 500m para acceder al transporte, creando una ciudad integral y caminable.
Este tipo de desarrollos no sólo nos ayudan a crear un medio de transporte alterno al automóvil, sino que permite brindarle acceso fácil, rápido y competitivo a la clase media-baja de la ciudad para transportarse a su trabajo, a sus hogares o a los demás servicios que la ciudad tiene por ofrecer.
Una vez creando distintas posibilidades, cada vez más personas comenzarán a hacer uso de ellas para eventualmente adaptarlas en su vida cotidiana.
Diana Infante
@DiannaPatt
Estudiante de Arquitectura del Tecnológico de Monterrey
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