Todos verdes de envidia
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7 octubre 2018
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'Es que no representa a México y sus verdaderos valores', se quejan los más iracundos. ¿Entonces la clase alta no pertenece a México?
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Para bien o para mal, todos están comentando la nueva serie de Netflix llamada “Made in Mexico”. Se trata de un reality show, al que se le nota mucho el guion, en el que presentan diversas situaciones vividas por 9 adultos treintañeros quienes pertenecen o se mueven en círculos de la clase alta de la Ciudad de México. Específicamente en Polanco.
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Muchas personas se han declarado ofendidas hasta la muerte por esta serie de televisión cuya primera temporada disponible consta de solamente ocho capítulos. “Es asquerosamente clasista”, “Esos idiotas ni siquiera son tan millonarios”, “Nadie les cree sus supuestos problemas”, son algunas de las frases que inundan las conversaciones y las redes sociales.
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¿Y saben qué? ¡A mí me encanta! No solamente por los personajes que allí aparecen o por el guion, sino justamente por la polémica que de inmediato generó en todos lados. En nuestro mundo actual con sus millones de propuestas y alternativas de entretenimiento, llamar la atención de ese modo desde el minuto número uno, no solamente es un gran logro sino una garantía de éxito.
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De entre los personajes que allí aparecen, hay unos más insoportables que otros y algunos de ellos si alcanzan el nivel de protagonista. Por ejemplo Roby Checa, con su alcoholismo, falta de un plan de vida y enorme carisma con el que consigue el perdón de todos, siempre se roba las escenas donde aparece. Por su parte, la egocéntrica, insegura de sí misma e insoportable Hanna Jaff, es una “villana” tan ingenua, que difícilmente logra obtener un buen lugar dentro del reparto.
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Por otro lado, cualquiera con dos segundos de entrenamiento en psicología, encuentra deliciosas las máscaras que algunos personajes se ponen y nadie les cree. Por ejemplo: Columba Díaz en su pose de súper modelo y su actitud de “soy tan hermosa” palidece ante la verdadera belleza natural de Chantal Trujillo. Por su parte, la antigua pose de “esconder mi verdadera sexualidad para no echar a perder mi carrera de actor de telenovelas” que tiene Carlos Girón, lo hacen el personaje más predecible y anacrónico del reparto entero.
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A muchos les molesta también el hecho de que la mitad del tiempo los personajes hablen en inglés. Esa identificación que los protagonistas sienten por otras culturas, es una situación que ha ocurrido en toda la historia de la humanidad. En la época del presidente Porfirio Díaz, los miembros más encumbrados de la sociedad se la pasaban hablando en francés. Sin embargo, en nuestros tiempos, la potencia mundial y “tierra aspiracional” es Estados Unidos, así que hablar inglés es una consecuencia casi obvia.
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“Es que no representa a México y sus verdaderos valores”, se quejan los más iracundos. ¿Entonces la clase alta no pertenece a México? Si lo que quieren decir es que Made en Mexico no representa a la mayoría, allí si tienen razón. Pero ¿no se la pasaban viendo programas y series de millonarios de otros países como “Jersey Shore” o “Keeping Up With The Kardashians”? Parece que la envidia es más tolerable si la clase privilegiada se mantiene fuera de las fronteras de nuestro país.
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