Un legado de injusticias
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Las féminas han sido históricamente relegadas en casi todos los ámbitos ante la persistencia de etiquetas sociales
Durante este año, miles de mexicanos nacerán en tremendas condiciones de desventaja: en hogares de bajos ingresos, siendo hijos de padres o madres analfabetas, en lugares de altísimos niveles de pobreza y desigualdad: sin acceso a educación formal, sin posibilidades de una alimentación digna y sin ninguna clase de seguridad social. Desgraciadamente, esta realidad, será aún más grave si, en estas condiciones, son niñas las que nacen.
Pero también la desigualdad y falta de oportunidades alcanzará a las mujeres que nacerán en situaciones menos vulnerables, en realidades más privilegiadas, pues este país se caracteriza por la injustica y desigualdad que cotidianamente, y casi siempre de manera impune, se practica en contra de ellas; además que, en la realidad, leyes que “protegen” a las mujeres, paradójicamente, son las mismas que las desprotegen.
Desafortunadamente, en muchas circunstancias y latitudes del país, ser mujer es un estigma y motivo de discriminación matrimonial, económica, laboral y social. Y peor aún si se es pobre, indígena o descendiente de indígenas (por ejemplo, Yalitza Aparicio); o si se es mujer de la tercera edad que se encuentre en cualquiera de estas condiciones.
Como si esto fuera poco, en la mayoría de los ámbitos sociales y en casi todos los rangos de edad, existen los chats, comentarios y chistes sexistas; de manera omnipresente sucede el acoso laboral, callejero y las frases misóginas, fenómeno que representa una forma de violencia de género que jamás debería considerarse “normal”.
DESIGUALDADES
En México, una mujer tiene menos oportunidades de ascender en la escala social y es mucho más vulnerable a innumerables riesgos de diversa índole que un hombre con las mismas condiciones, como lo demuestra el estudio del Colegio de México “Desigualdades en México/2018”:
El 20% de las mexicanas adultas que fueron a la universidad, más de un millón, no utiliza sus conocimientos en algún trabajo remunerado. Las mujeres adultas con estudios universitarios ganan 79% de los ingresos de los hombres si laboran como empleadas, 68% cuando se trata del grupo de empleadoras y 75% si son trabajadoras por cuenta propia.
Por otro lado, los paradigmas sociales sobre lo que las “mujeres pueden hacer” representan un tremendo obstáculo para que las tengan una adecuada formación que les permita tener condiciones laborales dignas.
Para agravar esta injusticia, el estudio destaca que “una quinta parte de las mexicanas con estudios universitarios, más de un millón, no tiene una ocupación remunerada y se dedica principalmente a trabajos de cuidado”.
En suma, el informe revela que “con independencia de las características de origen de la persona, su talento o esfuerzo, las mujeres en México experimentan oportunidades desiguales en cuanto a educación superior, salario y trabajo dignos”.
Por otro lado, los estudios emprendidos por los investigadores Raymundo Campos y Eduardo Medina, también del Colegio de México, indican que las mujeres morenas ganan 53% menos que las blancas, y que las personas de piel más clara tienen en promedio 1.4 años más escolaridad y perciben 53% más salario por hora de trabajo que aquellas de piel más oscura.
Inclusive, el ser o no obeso para hombres no hay efectos significativos, pero para las mujeres sí: si son esbeltas la tasa de respuesta de contratación laboral es mayor. Increíble, pero en México sólo las mujeres son castigadas salarialmente por su apariencia física.
VIOLENCIA INTERMINABLE
El Centro de Estudios para el Logro de la Igualdad de Género de la Cámara de Diputados (CELIG), en 2018, sostuvo que la violencia contra las mujeres es un fenómeno persistente, cultural y creciente: “México es un país violento para las mujeres”, además de ser socialmente aceptada.
El feminicidio en México se fundamenta “en una cultura de violencia y discriminación basada en el género y tiene sus raíces en conceptos referentes a la inferioridad y subordinación de ellas”.
Según la ONU en México, al menos 6 de cada 10 mujeres mexicanas ha enfrentado un incidente de violencia; 41.3% de las mujeres ha sido víctima de violencia sexual y, en su forma más extrema, 9 mujeres son asesinadas al día (2018).
UN DÍA PARA LA REFLEXIÓN
Todo lo anterior viene a colación para reflexionar sobre el Día Internacional de la Mujer que se conmemora cada 8 de marzo, mismo que tiene una historia de lucha y sangre a nivel mundial:
En 1848, “Indignadas por la prohibición que impedía a las mujeres hablar en una convención contra la esclavitud, las norteamericanas Elizabeth Cady Stanton y Lucretia Mott congregan en Nueva York a cientos de personas para exigir derechos civiles, sociales, políticos y religiosos para las mujeres, en una Declaración de Sentimientos y Resoluciones”, siendo esta la primera “convención” por los derechos de las mujeres.
El 8 de marzo de 1857, mujeres que trabajaban en la industria textil de Nueva York, organizaron una huelga, para luchar en contra de las inhumanas condiciones laborales. De nuevo en Nueva York, pero el 8 de marzo de 1908, miles de mujeres se manifestaron para exigir un recorte del horario laboral, mejores salarios, el derecho al voto y el fin del trabajo infantil.
El 28 de febrero de 1909, el Partido Socialista de Estados Unidos celebró el primer “Día Nacional de la Mujer”. Luego en 1910, en Dinamarca, se celebró una conferencia internacional entre organizaciones socialistas del mundo. En este evento se propuso la creación de una Día de la Mujer; así, el 19 de marzo de 1911, se celebró por primera vez el “Día Internacional de la Mujer”.
El 25 de marzo de 1911, el incendio de la fábrica Triangle Shirtwaist, en Nueva York, sirvió para conmemorar el Día de la Mujer en este mes. La tragedia repercutió en la legislación laboral estadounidense y en la necesidad de que las mujeres gozaran de condiciones laborales adecuadas, realidad que influyó en el resto del mundo.
En 1975, por primera vez, en todo el mundo se conmemoró el Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo: “las mujeres de todos los continentes, a menudo separadas por fronteras nacionales y diferencias étnicas, lingüísticas, culturales, económicas y políticas, se unen este día para conmemorar la fecha y seguir luchando para lograr, en todos los ámbitos, justicia hacia el género femenino”.
Finalmente, este día se oficializó internacionalmente en 1977, cuando la ONU proclamó el Día Internacional por los Derechos de la Mujer. Y hoy, en pleno siglo XXI, la lucha continúa más vigorosa que nunca.
PENSEMOS…
El tema “Pensemos en igualdad, construyamos con inteligencia, innovemos para el cambio” es el elegido para el Día Internacional de la Mujer 2019, el cual pondrá en la mirada en los líderes de la industria, las empresas emergentes que están cambiando el panorama en el mundo de los negocios (…) con objeto de examinar cómo puede la innovación eliminar barreras y acelerar los avances hacia la igualdad de género, fomentar la inversión en sistemas sociales sensibles al género y construir servicios e infraestructuras que den respuesta a las necesidades de las mujeres y las niñas”.
PROPIAS TRINCHERAS
Sería pertinente arribar a este viernes 8 de marzo, reflexionando si en verdad, desde nuestras propias trincheras, estamos trabajando por la equidad de género; si cotidianamente contribuimos a erradicar la violencia y la discriminación contra las mujeres en cualquiera de sus expresiones; si en la calle y en los espacios de diversión las consideramos y respetamos; si nuestro lenguaje, y comentarios son siempre apropiados y nunca sexistas; si procuramos en nuestros espacios laborales un entorno seguro y de respeto; si acaso diariamente reconocemos la dignidad, la capacidad intelectual y las aportaciones de todas las mujeres.
En fin, sería bueno saber si en cada mujer apreciamos el maravilloso don de ser abuela, madre, esposa, hermana o hija; si en cada mujer reconocemos su dignidad y sus inmanentes derechos humanos. Si acaso, personalmente, luchamos en contra del legado de tantas injusticas que desde siempre han agobiado a las mujeres del mundo entero, incluyendo a las que son parte de nuestra propia familia.
cgutierrez@tec.mx
Programa Emprendedor
ITESM Campus Saltillo