Busca una exposición explicar el sexo a los niños
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<strong>París, Francia</strong>.- Mostrar a los niños todos los aspectos de la sexualidad desde un punto de vista pedagógico y liberar así a los padres de la engorrosa tarea de responder a ciertas preguntas es el objetivo de una exposición que está en cartel en París.<br>
La Cité des Sciences de la capital francesa programa hasta enero de 2009 "Zizi sexuel", un recorrido por temas como el amor, los cambios en la pubertad, los anticonceptivos o la maternidad destinado a los niños en la etapa previa a la adolescencia.
"Zizi" es el término infantil francés que se usa para designar el pene y que, por extensión, identifica un mundo, el del sexo, que a los niños les intriga o les asusta, pero que no les resulta ajeno.
Eso gracias a las preguntas que a veces formulan a sus padres y al bombardeo de imágenes que reciben en la publicidad o en los programas de televisión.
Ese mundo está resumido en la exposición parisina, inspirada en una serie de libros de Zep y Hélène Bruller sobre la sexualidad infantil.
Dos niños, Titeuf y Nadia, son los anfitriones de esta muestra y quienes a través de paneles, vídeo-instalaciones y juegos explican lo que muchos menores quieren saber y muchos mayores no se atreven a explicar.
Y eso que, con la excusa de acompañar a los hijos, a la muestra acuden padres que no se cortan a la hora de situarse junto a uno de los muñecos para escenificar cómo se da un beso.
Los paneles cuentan que el beso se puede dar con o sin lengua, o acompañado de algún mordisco ligero en los labios, pero desmienten que con ese gesto de cariño se pueda producir un embarazo.
Concebida con simpatía y tacto, la exposición enseña a los niños algunas frases para seducir al amigo o amiga que les gusta o la influencia de gestos románticos como regalar flores o pasear de la mano.
A Titeuf le gusta Nadia y por eso tiene algunos de esos detalles, pero no termina de entender que le está ocurriendo a su cuerpo, donde empiezan a asomar algunos pelos y granos y la voz empieza a cambiar.
Los niños visitantes se valen de unas piezas peludas adhesivas para jugar a averiguar dónde crecen esas vellosidades en el panel que muestra el cuerpo de dos adolescentes.
Más allá, otros chicos responden a un cuestionario interactivo sobre cómo se alcanza la pubertad y cómo se procrea, mientras alguno se queda jugando en una máquina parecida a las de bolas de los bares y que consiste en impulsar un espermatozoide hasta el interior de un óvulo.
Un apartado explica en qué consiste el acto sexual, sin omitir erecciones ni humedades, pero toda la exposición se caracteriza por la delicadeza y pone énfasis en que, aunque uno se deje llevar por el deseo, siempre es mejor cuando el sexo es con la persona amada.
Para ilustrarlo padres e hijos se pueden tumbar en una cama en forma de corazón que tiene un dosel en cuyo techo una pantalla muestra escenas de amor en películas como "Lo que el viento se llevó", "Titanic", "Hable con ella", "Grease" o "Brokeback Mountain".
El concepto pedagógico se completa con información sobre los métodos anticonceptivos -no falta una amplia colección de preservativos que se inflan con aire- y con una petición a los niños de que denuncien a los adultos que se les insinúen o les toquen, para atajar la pederastia.
Los adultos, que son espectadores secundarios, son invitados a respetar el ritmo que les marquen sus hijos, que de ese modo pueden aprender que los espermatozoides no llevan gafas para orientarse, aunque su dueño las luzca y que el bebé en el seno materno come espinacas cuando lo hace su madre.