Nuestro orgullo
COMPARTIR
TEMAS
Gracias a su prestigio intachable y al amor a su profesión, la maestra Lucía Teissier de Galindo fue homenajeada por la Sección 38
Como uno de los pilares del gremio magisterial en la entidad, fue reconocida la maestra Lucía Teissier de Galindo, en el homenaje a su persona y trayectoria ofrecido por el Comité Ejecutivo de la Sección 38 del SNTE.
El reconocimiento se realizó en el marco del programa "Nuestro orgullo. nuestro ejemplo", que a decir del secretario de la Sección 38, Carlos Ariel Moreira Valdés, "tiene el objetivo de reconocer a los grandes maestros que le han dado fuerza a nuestro gremio y a nuestra sección, a maestros que entregaron su vida en las aulas y a la comunidad, a maestros con un prestigio intachable que nos permiten decirle a la sociedad que somos fuertes".
Más vehementes que el reconocimiento entregado por conducto del líder seccional, fueron las tres ovaciones que los asistentes le ofrecieron de pie a la maestra Teissier, quien con absoluta humildad se preguntaba minutos antes: "¿Qué tendré que hacer en adelante para merecer esta distinción?".
De entre las muchas satisfacciones que le ha dado su larga trayectoria en la educación, la cultura y el periodismo, una que no olvida, dice, es haber enseñado a leer a su primer grupo de niñas, pues para ella, quienes por alguna razón se ven imposibilitados para aprender a leer, "pertenecen a la orilla del camino". "La mayor parte de las niñas que había recibido en septiembre ni siquiera tenían un año de jardín de niños, no sabían siquiera responder a las órdenes más sencillas y que, ocho meses después esas criaturas supieran leer. yo consideré que eso era una maravilla", recuerda.
Egresada de la Benemérita Escuela Normal de Coahuila -de la que luego fue docente- y de la Escuela Normal Superior con la especialidad de Lengua y Literatura Española, la maestra Teissier ejerce además el periodismo colaborando en Vanguardia desde
hace más de tres décadas.
Para alguien que reconoce: "Yo puedo estar en cualquier parte, pero donde quiera me siento maestra", la vocación de enseñanza rebasa las aulas.
Eso recuerda de su incursión al periodismo: "Lo primero que me asignaron fue corregir las notas que hacían los reporteros y eran todos muchachos improvisados y escribían espantosamente, entonces yo agarraba un lápiz bicolor y les iba tachando, y cuando tenían muchas cosas equivocadas les ponía una tacha grande en toda la página, y muy tranquila le llevaba el trabajo ya hecho, según yo, al director del periódico, hasta que un día me dijo: `¿qué quiere que publique mañana Vanguardia si todo lo que me entrega está tachado, qué, no sirve?'.
Entonces entendí que yo no solamente debía criticar, sino que debía corregir, de manera que aquello que estaba tan mal escrito pudiera publicarse al día siguiente".
Al acto asistieron el alcalde de la ciudad, Fernando de las Fuentes Hernández; el subsecretario de Educación Superior, Jesús Manuel de la Garza, y el director de la Benemérita Escuela Normal de Coahuila, Mario Alberto Rodríguez García, entre otras autoridades educativas.
"Tiene el don de las letras y con él ha construido su vida. Es de carácter sencillo, amable, franco y firme en las decisiones. Dejó profunda huella en el quehacer docente de quienes tuvimos el honor de ser sus alumnos", se dijo de ella en la semblanza.
Y lo confirman testimonios como el de la profesora Rita René Rodríguez Morales, actualmente miembro del Comité Ejecutivo Seccional y secretaria de jubilados y pensionados de la Sección 38, quien fuera alumna de la maestra Teissier.
"La maestra me enseñó a redactar, a trabajar y por eso yo también acaricié la carrera de letras, soy maestra de lengua y literatura española", relata la profesora Rodríguez, y aprovecha la oportunidad para expresarle su gratitud, "pues además de buena maestra, es una mujer muy humana que se acercó a nosotros además de como maestra, como amiga", dijo.
"Por su fértil trayectoria educativa y social, por su prestigio y su talento, por su amor a la verdad y a las letras, Lucía Teissier de Galindo es nuestro orgullo, nuestro ejemplo", concluía la semblanza ante la visible emoción de una maestra para quien la vida es una hermosa sucesión de sueños, cuyo más bello heraldo es "el sol de la mañana sobre el pupitre de la primera clase del día".