Padre de quinceañera fallecida en Saltillo perdona al homicida culposo de su hija: su sobrino
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‘Fue un accidente’, dijo el padre de Joselin al librar de culpa legal al primo de su hija, quien provocó el accidente que le costó la vida a la quinceañera
El sábado todo era risas y diversión, pero el lunes el pesar y la tristeza invadieron el ambiente. Hace apenas un mes, la familia de Joselin elegía un vestido de fiesta, y este fin de semana escogió un ataúd. Lo que comenzó como una celebración se transformó en un funeral. Miguel Ángel, su padre, de estar dichoso, ahora estaba deshecho. El sábado se celebraron los XV años de Joselin y el lunes su funeral en Saltillo.
Joselin Guadalupe, una estudiante de tercer año en la Secundaria General No. 8, Adolfo López Mateos, estaba a punto de graduarse. Era becada y aspiraba a ingresar al CONALEP. Era el orgullo de su padre, Miguel Ángel, quien la adoraba profundamente. Tanto, que no escatimó en gastos para la fiesta de sus XV años, celebrada el sábado 27 de abril.
El día de la fiesta transcurrió sin contratiempos. La ceremonia, la sesión de fotos, el tradicional baile de la última muñeca... Todo salió mejor de lo esperado. La familia rebosaba de alegría y Joselin irradiaba felicidad. Su padre se sentía orgulloso de haber cumplido todos los deseos de su hija.
Entre los invitados se encontraba José Luis, primo de Joselin, quien, al ser mayor de edad, empezó a consumir alcohol en exceso. Nadie vio motivo de preocupación, pues todos estaban inmersos en la alegría del momento. Pero al llegar la noche y finalizar la fiesta, la preocupación surgió: “La fiesta ha terminado”.
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Los invitados abandonaron el Salón Santa Cruz, en la colonia Lomas de Lourdes, subieron a sus autos y se dirigieron al norte por el bulevar Emilio Arizpe de la Maza. La idea era continuar la celebración el domingo en una palapa. Muchos se apresuraron en su marcha, ansiosos por prolongar la diversión.
Entre los vehículos iba Joselin, conducido por su hermano Ángel. También salió José Luis en otro automóvil, con el cual chocó el vehículo en el que iba la festejada. El impacto proyectó el automóvil contra la barda del COBAC, y causó lesiones graves a la joven quinceañera que, horas más tarde, murió.
De repente, la alegría se tornó en llanto y trámites. En el hospital, a Miguel se le comunicó la trágica noticia del fallecimiento de su hija. Mientras tanto, en la comandancia, la acusación contra José Luis pasó de lesiones graves a homicidio culposo.
Luego, en el SEMEFO, Miguel tuvo que identificar el cuerpo de Joselin y contratar rápidamente un servicio funerario, a pesar de su abrumadora conmoción.
En medio de todos los trámites y papeleo, una cuestión crucial quedaba pendiente: el destino legal de José Luis, un joven de apenas 21 años. A raíz de su error, enfrentaba dos opciones: iniciar un proceso legal, con la posibilidad de reparar el daño y probable detención, o recibir el perdón de la familia, asumiendo solo las responsabilidades económicas sin enfrentar el proceso legal.
“Fue un accidente. Estoy destrozado por dentro y nada de lo que me digan me dará tranquilidad. Pero tampoco nada de lo que haga devolverá a mi hija”, expresó Miguel. Con el objetivo de evitar más sufrimiento y daño, y de que este trágico accidente no causara más estragos, Miguel decidió perdonar a su sobrino.
Así, durante la madrugada del martes, una vez cumplidas las horas de detención, José Luis quedaría en libertad, siempre y cuando se pagaran los daños y multas correspondientes, pero sin responsabilidad penal por la muerte de su prima.
El último adiós a Joselin se llevó a cabo en la funeraria Martínez, ubicada frente al parque El Chapulín, un lugar que tenía un significado especial para ella, ya que su padre la había llevado allí en alguna ocasión.
El sepelio se realizó en el funeral Santo Cristo, en un terreno adquirido por su abuelo en 2004 y que, hasta entonces, permanecía sin utilizar. Esta decisión no solo permitió reducir considerablemente los gastos en medio del dolor, sino que también honró la memoria de la joven de una manera significativa.
La despedida de Joselin no solo contó con la presencia de sus familiares y padres, sino también con la asistencia de decenas de compañeros de estudio que compartieron momentos con ella.
Su partida dejó un vacío en la comunidad estudiantil, ya que era reconocida como una alumna destacada. Como muestra de respeto y cariño hacia ella, todos los asistentes optaron por vestir de blanco, un gesto simbólico para despedirla en su último adiós.