Aquellas academias comerciales... y su recia formación
COMPARTIR
En su época de auge, de estos institutos salieron a cubrir puestos de trabajo muy necesarios sus alumnos, hasta que la modernidad los alcanzó
Como en muchas de las cosas en la actualidad, la tecnología se ha encargado de desaparecer costumbres, prácticas y varios oficios. Hoy en día, las secretarias se han visto reducidas a un rol de asistentes administrativos.
Antiguamente, las secretarias cumplían un papel fundamental, al dirigir y sustituir al jefe inmediato cuando había alguna eventualidad o ausencia. Las más especializadas sabían hablar inglés, podían tomar dictados con taquigrafía y escribir perfectas cartas y oficios en pesadas máquinas de escribir, sin errores y sin faltas de ortografía, pero sobre todo el saber guardar secretos, de ahí el nombre.
LA CALLADA HISTORIA DE LA ACADEMIA COMERCIAL VICTORIANO CEPEDA
Sin poderlo precisar, seguramente fue la primera en la ciudad. El 16 de enero de 1926, el profesor Severiano Urteaga H. fundó la academia y comenzó a recibir alumnos en una vieja casona situada por la calle de General Cepeda, casi esquina con la calle Juárez.
De 1943 a 1951 cambió de sede a una señorial casa construida en 1893, localizada en la calle de Zaragoza 359. Debido al constante incremento de alumnos, un año más tarde, la academia se cambió a un edificio en la calle de Xicoténcatl 130, antes de llegar a la calle Victoria. En ese inmueble de dos pisos permaneció hasta su desaparición, a finales de la década de los años cincuenta.
Bajo normas estrictas, por años directivos de la academia Victoriano Cepeda, inculcaron a sus alumnos; el cumplimiento exacto de los deberes de todo buen ciudadano mexicano, la observancia de las leyes, respeto a autoridades, sociedad, el amor hacia padres y la veneración a la patria. La formación incluía una fuerte preparación militar, la cual servía para reforzar el carácter de los alumnos. El lema de la academia fue: Seriedad, Competencia, Disciplina y Experiencia.
Muchos años de dedicación y fecundo servicio, trajo como resultado la formación de cientos de alumnos preparados, dotados con competencias profesionales para abrirse paso en el mundo laboral en los sectores de gobierno, empresa y comercio.
SU ÉPOCA ALTA
El auge de la academia, alrededor de los años cincuenta, se recuerda a los docentes. El propio profesor Severiano Urteaga, quien fuera director de la misma academia, la señora Serapia Garza de Urteaga, profesora de taquigrafía y mecanografía, la señorita Olga Urteaga Garza, profesora de sistema de archivo y caligrafía, la señorita Acidalia Rodríguez, instructora de aritmética y geografía general económica, Lucila Rodríguez Lara, con las asignaturas de español e inglés, el pasante en derecho Enrique Arizpe Narro, la señora María de Jesús Urteaga viuda de Leyva, encargada de la vigilancia, Saturnino Martínez Maldonado instructor de banda y Benigno Landeros Ruvalcaba encargado de impartir la instrucción militar.
Las carreras técnicas que se impartían eran mecanógrafos, estenógrafos, tenedor de libros, antiguamente, se llamaba tenedor de libros a la persona encargada de hacer en los libros contables los asientos necesarios de las operaciones de una casa comercial. Profesión equivalente a la actual de contador privado.
ACADEMIA EMILIO CARRANZA
El 2 de septiembre de 1930, el profesor oriundo de El Venado, San Luis Potosí, Gabino García García, fundó esta academia con el nombre del piloto aviador Emilio Carranza. El profesor García estuvo al frente de la escuela como director por veinticinco años, a su fallecimiento en 1955, la esposa, la profesora Amalia Vitela de la Peña, asumió la dirección y decidió cambiar el nombre por el de su esposo.
Nombrada y conocida por sus alumnos como la Gabino, en la actualidad ofrece secundaria con comercio, preparatoria, y preparatoria técnica comercial. Con más de noventa años sigue en funciones y ha permanecido desde su fundación en un local en la calle Xicohténcatl.
ACADEMIA COAHUILA
El profesor Ángel Rodriguez C. originario del estado de Chihuahua, tuvo la ocurrencia de lanzar una novedosa campaña publicitaria, la noche del 22 de agosto de 1934, en la función de cine del antiguo Teatro Obrero, después Cine Saltillo, durante el intermedio, se proyectó un anuncio qué decía: Academia Coahuila, no es una escuela más, sino la Escuela Comercial que Saltillo necesitaba. Tres días más tarde los primeros cuatro alumnos acudieron a inscribirse a la nueva academia comercial. Rodolfo Hernandez, estenógrafo, quien después se empleó en la Dirección General de Educación, Raúl Flores Castro, posteriormente gerente de la Teneduría Castro, Angelina Lucio se acomodó como escenógrafa de Servicios Coordinados y Lauro López, quien no terminó sus estudios.
En una casa ubicada en la antigua calle de Venustiano Carranza número 606 hoy calle Manuel Pérez Treviño, en punto de las 08:30 horas, el día 3 de septiembre de 1934 iniciaron las clases con los mencionados cuatro alumnos. Debido al crecimiento de alumnos, la academia trasladó sus instalaciones a la casa número 511 de la antigua calle de Venustiano Carranza. Por la década de los cuarenta se establecieron en una amplia casa en la calle de Victoria 421, para terminar en la majestuosa casa que fuera del general Luis Gutiérrez, en Ramos Arizpe y Cuauhtémoc.
El grito de combate y propaganda que mantuvo la Academia Coahuila fue: Envíenos al alumno y le devolveremos al profesionista. Su blasón, la frase de los hermanos Mayo: “Haz algo mejor que los demás y aunque te instales en el corazón de una selva, el mundo hará vereda para llegar a tu puerta”. Por problemas familiares, los hijos del profesor Rodriguez decidieron cerrar la academia en el año de 1989.
En otra ocasión seguiremos platicando de otras escuelas comerciales de la ciudad.
saltillo1900@gmail.com