Los Warriors están en un terreno desconocido
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La concatenación de circunstancias y el haber sufrido más derrotas de lo habitual dejó varios momentos de desquicie individual y colectivo
Conscientes de que dejaron escapar dos oportunidades de oro para hacerse con su segundo campeonato de la NBA consecutivo ante Cleveland Cavaliers, Golden State Warriors se encuentra en una posición incómoda en las Finales de la NBA, en una tesitura desconocida durante la temporada regular. La concatenación de circunstancias y el haber sufrido más derrotas de lo habitual dejó varios momentos de desquicie individual y colectivo. El clímax del despropósito llegó en el Juego 6, cuando el que nunca pierde los estribos, Stephen Curry (30 puntos, una asistencia y dos rebotes), dio rienda suelta a su ira después de ser expulsado por primera vez en su carrera.
"Nunca fui expulsado antes, así que fue una sensación extraña. Fue simplemente frustración, creo que fue increíble lo de las dos últimas faltas, como las acumulé poco a poco y algunas de las cosas que se dijeron en la duela. Fue un camino largo (al vestuario) porque no quieres ser expulsado por acumulación de faltas y quieres estar con tus compañeros. Comencé a pensar en el Juego 7 inmediatamente y por tener la oportunidad de ganarlo todo y en cómo sacar ventaja de ello", confesó el base tras el encuentro.
Los Warriors supieron llevar con elegancia los momentos en los que fueron claros dominadores de la competición tras lograr el título el año pasado y alcanzar el mayor número de victorias de la historia de la liga con un balance de 73-9 durante la campaña regular. Sin embargo, el haber sumado ocho derrotas en 23 juegos durante estos playoffs (tres de ellas ante los Cavaliers) impacientó a unos guerreros que están tocados. Llegar a los nueve fracasos significaría la rendición ante LeBron James y los suyos. Nadie se acuerda de los perdedores tras unas Finales, por eso el Juego 7 será de vida o muerte en el Oracle Arena. Nadie dijo que la postemporada fuera fácil, por eso tras la frustración de haber dejado escapar sendas diferencias de dos encuentros (2-0 y 3-1) y dos opciones para llevarse el trofeo Larry O´Brien pasan factura. Los Warriors están obligados a salvar los muebles en su feudo el próximo domingo, ese lugar que ya no es tan impenetrable como lo fue en la regular (solo cedieron dos encuentros) y para ello deben revolucionar sus virtudes perdidas.
"Las cosas no fueron de la manera en la que salieron durante la temporada regular. Los playoffs no fueron fáciles. No fueron perfectos. Es frustrante, pero el trabajo que pusimos y la oportunidad que nos hemos dado con poder ganar las Finales en el Juego 7 en casa. Hay que estar entusiasmado por ello sin importar cómo fueron los dos partidos anteriores", argumentó.
Comprobar cómo el poco autocontrol de Curry fue más propio de Draymond Green que de él mismo no dejó lugar a dudas: los Warriors pasan por un momento delicado. Acumuló seis faltas personales y se fue camino de los vestuarios tras ser sancionado con una técnica y después de lanzar su protector bucal a un aficionado. La imagen distó mucho del repertorio de celebraciones 'made in Curry' o la deportividad que siempre ha llevado por bandera. Es difícil de creer que el armador estaría metido en el mismo saco que Shaquille O´Neal por la pérdida de los cabales, y es que el jueves se convirtió en el primer Jugador Más Valioso en ser expulsado en unas Finales por acumulación de faltas desde que el grandullón hiciera lo propio en las del año 2000.
El base perdió la razón cuando perdió los nervios. Algunas de las faltas con las que fue sancionado fueron discutibles aunque fue incapaz de canalizar su ira con más garra. Acabó desconcentrado a pesar de marcar el tono desde el perímetro durante el tercer cuarto. Sobre sus espaldas pesó el no haber podido mostrar su mejor nivel durante estas Finales, el sucumbir a las provocaciones de un LeBron más listo que él, el no haber sido capaz de revertir comienzos para el olvido en los primeros periodos (el jueves los Warriors regalaron 20 puntos de diferencia y tan solo alcanzaron 11 unidades en los primeros 12 minutos), su desconexión con Klay Thompson, la lesión de Andrew Bogut y, por ende, la desprotección de la pintura, las férreas marcas que está sufriendo y su urgencia defensiva. Todo ello acabó por desintegrar la esencia de Curry. Y con él, lo demás.
Los episodios de nerviosismo son varios. Green no fue capaz de contenerse en el Juego 4 a pesar de ser consciente de que no había espacio para los errores. Estaba al límite de la suspensión por un partido debido a la acumulación de faltas técnicas y finalmente no pudo evitar perderse el Juego 5 con las consecuencias que ello trajo al equipo. Allí cayó Bogut, quien se lesionó en la rodilla y se perderá lo que resta de competición. El regreso de Green no pudo evitar la debacle del Juego 6. Su trabajo defensivo no fue suficiente a pesar de sus 10 rebotes (nueve de ellos bajo su aro), y ofensivamente repartió seis asistencias y no pasó de los ocho puntos. Su juego estuvo muy alejado de los que se espera de él. Otros momentos de frustración individual llegaron cuando Steve Kerr rompió la pizarra durante el Juego 1, a pesar de ir ganando. Es como si vaticinara lo que se le venía encima.
"No estoy nervioso para nada. Creo que si comenzaras cada temporada sabiendo que irías a un Juego 7 de las Finales en casa, siempre lo firmaría. Estoy deseando que llegue el domingo. Creo que estaremos bien. Obviamente Cleveland jugó muy bien en los dos últimos partidos. Debemos jugar mejor. Estoy convencido de que podremos. Estamos en una situación en la que querrían estar otros 29 equipos. Nuestra confianza viene por ser los defensores del campeonato, por ganar contundentemente en los dos últimos años. Seamos francos, estuvimos en una situación muy complicada en el Juego 5 sin uno de nuestros mejores jugadores y no respondimos adecuadamente. Tendremos a todos menos a Boges (Andrew Bogut). Le echamos de menos hoy, pero estamos confiados en que podemos ganar sin él", aseguró el Coach del Año en 2016.
El despropósito colectivo llegó con las piernas congeladas en los cuartos iniciales, la falta de movilidad de la naranja, la incapacidad defensiva y la falta de soluciones ante un LeBron James imparable y un Kyrie Irving más cómodo con el paso de los partidos. Pérdidas de balón, permisividad en las transiciones y una alineación estrella que acabó estrellada. Por primera desde el Juego 6 de las Finales del año pasado, Kerr colocó en el quinteto titular a Curry, Thompson, Green, Andre Iguodala y Harrison Barnes. Siempre que los cinco magníficos estuvieron sobre la duela en distintos momentos de los cuatro primeros encuentros de la serie, estos fueron capaces de obtener una diferencia de 14 puntos sobre los Cavaliers. Durante el encuentro del jueves, el quinteto estelar perdió por una diferencia de 18 puntos (27-9), su balance e efectividad estuvo alejado del 50 por ciento de los cuatro primeros partidos (14.3 por ciento en el penúltimo encuentro de las Finales). La poca productividad de los titulares se vio potenciada por unos suplentes que no fueron capaces de mostrar la imagen de otras citas.
Los Warriors evidenciaron demasiada incomodidad en los dos últimos juegos. La falta de costumbre y lo urgente de la situación les nubló las ideas. Como campeones y amplios dominadores no están habituados a semejante realidad. Ahora les llegó el momento de abrocharse las vestiduras, de afilar sus cuchillos y de recuperar la moral para afrontar el juego definitorio de la misma manera en la que se convirtieron en el mejor equipo de la temporada regular. Para ello deberán sacar provecho de la ventaja de campo con una estrategia certera que frene el potencial de James y que les permita salir conectados desde que vuela el balón a la bocina final.