Focos rojos en la pareja: Cuando el amor acaba
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<span></span>Es un hecho, actualmente el número de divorcios está aumentando en Coahuila, de ahí que las autoridades estén trabajando -aunque al parecer no lo suficiente- por proteger el vínculo matrimonial
Los divorcios, que en Coahuila han mantenido una tendencia creciente año tras año, pueden manifestarse, antes de que ocurran, con una serie de señales previas, entre las que destaca la violencia entre los cónyuges que puede ser física, emocional y sexual, entre otras.
Sin embargo, María Teresa Araiza Llaguno, titular de la Procuraduría de la Familia en Coahuila, señala que la disolución de un matrimonio puede manifestarse aún con más antelación con otra serie de focos rojos menos objetivos que deben de atenderse con ayuda profesional.
La actitud hedonista de alguno de los integrantes de la pareja, la falta de comunicación, apatía, desinterés de alguno de los dos esposos y la intromisiones exteriores en la vida de los cónyuges son señales de alerta que no se deben dejar pasar de largo.
Vanguardia publicó en febrero, que según estadísticas del Registro Civil en la entidad, del 2000 al 2007 han disminuido los matrimonios, mientras los divorcios se han incrementado en forma alarmante.
De hecho, según cifras del INEGI, en 2006, Coahuila se ubicó como el noveno estado con la cifra más alta en divorcios entre todas las entidades del país.
En 2000, en la entidad contrajeron matrimonio 18 mil 353 parejas, mientras que mil 581 se divorciaron.
Para el 2007, las cifras cambiaron: mientras que ese año se casaron 15 mil 601 enamoradas parejas; en el mismo año, 2 mil 377 esposos decidieron poner fin legal a su relación.
Las cifras en este sentido son claras, pues en 8 años, mientras los divorcios crecieron paulatina y sostenidamente en 796 casos, los matrimonios decrecieron, de igual manera, en forma sostenida, en 2 mil 752 casos.
Violencia: principal signo de alarma
Araiza Llaguno señaló que aunque el divorcio es una decisión que tiene que ver con causas multifactoriales, es la violencia, en sus diferentes tipos, la que enciende los focos de alarma en una relación conyugal.
Según la clasificación que establece la Procuraduría de la Familia, la violencia entre los cónyuges puede ser física, emocional, por abuso sexual, por omisión de cuidados, por explotación sexual, por explotación laboral, abandono, en el patrimonio y género.
Según las estadísticas que maneja la dependencia, en todos los casos la que va del hombre contra la mujer es más numerosa. violencia física contra mujeres y 29 contra hombres; en cuanto a violencia emocional, los datos oficiales indican que hubo 324 casos contra mujeres y 138 contra hombres.
Por abuso sexual, contra mujeres se cometieron 14, mientras en una ocasión la víctima fue del sexo masculino.
También se reportaron casos de explotación laboral: cuatro contra el sexo femenino y uno contra el masculino. Por abandono hay 97 casos contra mujeres y 55 contra hombres.
En lo referente a violencia contra el patrimonio se registraron 919 casos denunciados por mujeres y 73 por hombres; y encuanto a género, hubo 6 denuncias de mujeres y ninguna de hombres.
Araiza Llaguno señaló que, sin embargo, cualquiera de los dos miembros de la pareja debe alertarse ante el primer indicio de violencia.
"Se debe evitar llegar a consecuencias mayores, no esperar a que esto nos lleve a un punto del que después no podamos regresar, una persona no debe esperarse hasta que reciba un golpe brutal o a que se sienta tan lesionada emocionalmente que ve que no hay otra salida más que el divorcio", dijo.
Antes de llegar a golpes, la violencia puede manifestarse con insultos, depresión, faltas al respeto, gritos, aventones, entre otros síntomas.
Sin embargo, Araiza Llaguno señaló que en el otro extremo se encuentra la actitud hedonista que actualmente toman muchos de los cónyuges.
"La otra corriente podría ser una cultura cada vez más hedonista, donde queremos el mínimo sufrimiento y el mínimo sacrificio y en la que en nos estamos haciendo a ultranza individualistas.
"Es decir, yo no cedo nada y ante cualquier fricción, en un matrimonio que podía haberse resuelto con comunicación y con diálogo, pues la solución es escapar, es buscar el divorcio", dijo.
Sin embargo, tratándose de un matrimonio donde empieza a imperar la violencia o, por el contrario, uno donde haya conducta hedonista, la clave de todo es desear la solución.
"El divorcio lo encontramos en donde la pareja no está dispuesta a tratar de resolver la situación", expresó.
La violencia emocional
Igual de dañina que la física, la violencia emocional también puede ser causa de un divorcio.
"El que se descalifique a tu persona, tu inteligencia, tu capacidad.esa constante descalificación de que tú no sirves para nada, es algo que las parejas actuales no están dispuestas a soportar, pero lo importante hay que buscar caminos", dijo.
"Se va haciendo todo como un gran cúmulo de presión en donde juntos con otros factores, pues llega un mal día en que explotas", externó, "es esa descalificación o continua agresión de que tú no sirves para nada, yo te estoy haciendo el favor, estás muy gorda, estás muy gordo, estás muy fea, estás muy viejo, eso cansa".
Respecto a la violencia económica, Araiza Llaguno precisó que es la falta de proporcionar el alimento y los recursos para que la familia disponga de los servicios básicos.
"Eso va deteriorando una relación, porque aunque la gente no lo detecte y vea que todo está bien, hay una gran violencia emocional, que son ollas de presión en ebullición", dijo.
La funcionaria dijo que es necesario un replanteamiento de reeducación en la cultura de la no violencia.
"Afortunadamente para eso hay instituciones que el Gobierno tiene especialmente dedicadas a atender estos síntomas de alerta, como es el caso de esta Procuraduría de la Familia", restaltó.
"Pero también es muy importante redoblar la educación en la escuela ya través de los padres, que se deben de acercar a sus hijos y enseñarles que el matrimonio es una decisión importante con consecuencias para toda su vida", dijo.
Hay dos conductas del esposo o la esposa que puede salvar un matrimonio a la deriva, pero que desafortunadamente son muy comunes.
"Primero está la denuncia de violencia cuando todavía se puede hacer algo o se puede sanear y en segundo enseñarnos a comprometernos más, a no escapar sin luchar ante la primera provocación", detalló.