De la edad de las obras musicales
El sábado 28 de enero de 2017 la Orquesta Filarmónica del Desierto se presentó en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes. Con apenas un año de fundada, la orquesta ya pisaba el mayor escenario mexicano, lo cual es un prestigio en sí mismo. El programa preparado también fue sorprendente: la obertura “Rienzi” de Wagner, la sinfonía número 5, en mi menor, Op. 64, de Tchaikovski, la “Tangata de agosto”, de Máximo Diego Pujol, y el Díptico sinfónico “Maximiliano y Carlota” de Arturo Rodríguez. Lo sorprendente radica en la distancia temporal que va de la obertura “Rienzi”, de 1842, a “Maximiliano” y “Carlota” de 2004. Es decir 162 años que en términos de dirección orquestal significa un mundo.
Dirigir en una misma función obras orquestales del siglo XIX y del siglo XXI supone desafíos derivados de las diferencias en estilos compositivos, en las culturas que los albergan, así como las expectativas estéticas que despiertan. Aunque en términos de reto, dirigir una orquesta en estas condiciones puede ser similar en ambos casos. Si nos enfocamos en las diferencias, algunas de las siguientes deben tenerse en cuenta:
Tanto Wagner como Tchaikovsky son dos monolitos del Romanticismo. Sus obras poseen una brillante complejidad armónica, melodías elaboradas pero no por ello menos tarareables, y una estructura formal tradicional. Salvo los ballets de Tchaikovsky —“El Cascanueces”, “El lago de los cisnes”, y “La bella durmiente”— caracterizados por su rica melodía, la expresividad emocional y su capacidad para evocar imágenes, en general sus obras orquestales —en particular las sinfonías números 4, 5 y 6; el concierto para violín, y el primer concierto para piano—, son verdaderos himnos románticos. Otro tanto ocurre con Wagner, de quien basta invocar la popular “Cabalgata de las valkirias”, comienzo del tercer acto de la ópera “La valquiria”, la obertura de la ópera “Tannhäuser”, o el preludio a la ópera “Lohengrin”, por mencionar las más conocidas. En cada una de estas obras de ambos autores hay emoción químicamente pura.
Otra diferencia es que los compositores románticos, y en general los clásicos de entre los siglos XVI al XIX, a menudo indicaban con todo detalle el modo en que deberían interpretarse sus obras. Es de sobra conocida la indicación escrita por Vivaldi sobre la partitura del primer movimiento, allegro, del concierto “Otoño”, que reza: “E del liquor di Bacco accesit tanti´ e vbriaco”. (Y mucha gente se encendió y se emborrachó con el licor de Baco), que traducido a indicación musical sería algo así como “debe interpretarse por el violín solo arremedando el andar de un granjero borracho.”
Las obras orquestales del siglo XXI son mucho más flexibles en sus indicaciones, ya que incorporan una amplia gama de texturas sonoras experimentales, manipulación del timbre y recurren a estructuras no convencionales. (La próxima semana abordaremos el tema en detalle cuando hablemos de Shostakóvich). De ahí que los directores reciben la prerrogativa de interpretar la obra a discreción, o como dicen los clásicos: Ad libitum.
Sin embargo, en el caso del díptico “Maximiliano” y “Carlota” se trata de obras románticas perfectamente bien anotadas. Con ello se quiere decir que el director encontró en el compositor regiomontano Arturo Rodríguez, el puente para ligar el Romanticismo del siglo XIX con el del XXI. Acompañar las dos obras decimonónicas con ésta contemporánea sin duda fue un acierto del maestro Natanael Espinoza. Mas no se tome como una salida facilona, pues la “Tangata de agosto”, del argentino Máximo Diego Pujol no es una obra orquestal sino un tango para cuarteto de cuerdas y guitarra. Y aquí viene la pregunta ¿cuál es el sentido de cerrar un programa con un cuarteto de cuerdas, habiendo tantísimas obras contemporáneas para orquesta? Ahí está Arturo Márquez, por ejemplo, o Gabriela Ortiz. Además de presumir al extraordinario guitarrista coahuilense Martín Madrigal, puede ser que la selección de esta Tangata, haya obedecido a mostrar el amplio repertorio al que estaba llamado a interpretar la Orquesta Filarmónica del Desierto.
Ya lo iremos viendo en las siguientes entregas
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