El inconsciente y el mundo feliz
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¿Qué el propio inconsciente toque la puerta de la consciencia, para revelarle cosas que en otro estado le son vedadas?
Una mujer obesa expulsa humanos en forma permanente. Su progenie está destinada a reproducirse porque tiene recursos suficientes para hacerlo. Es la madre que no deja de parir. Es la madre que solo es madre. Es a quien, atada, se le alimenta para que le sea posible concebir todo el tiempo. De ella nacen también máquinas sofisticadas, autos. No pregunten cómo. Esta fue la pesadilla. O esta es la pesadilla del mundo industrializado contemporáneo.
Quién, sino el ser humano es la fuente de la maquinaria que luminosa, abre paso a la ciencia y a la salud, o que oscura, acumula armamentos y luego los dispone como algo que brotara, así, solo, como de la nada.
Aldous Huxley pensaba, y esa es parte medular de su novela “Un mundo feliz”, que la humanidad, conectada a medios de comunicación masivos, con la carnalidad también cotizada en imágenes o servicios, no tiene modo de saberse fuera de una libertad que además, ya no sabe usar, ni enfrentar.
Pues qué es la libertad, sino el acto de lanzar la moneda al aire -en el mejor de los sentidos-y abrirse a lo desconocido que puede ocurrir al día siguiente. Esto haría posible interactuar para buscar los diversos frutos de una verdad fáctica, que no filosófica pues se dice que no existe.
Huxley era un intelectual refinado, y también, entre otras cosas, un poeta, que suma en sus versos, sísmicas reflexiones del mundo urbanizado. Aquí una versión al español del poema Tinieblas: “Mi alma tapiada jamás ha conocido / oscuridad tan íntima, paisaje deslumbrante, / como el punto ciego, del que brotan las visiones / en el corazón de la mirada crisólita... / la oscuridad mística que acaricia el trono de Dios / en un esplendor más allá de lo imaginable, / tan rápido y brillante. // Más las muchas tinieblas retorcidas / que por la ciudad se despliegan, / sutilmente confusas, se cruzan y separan, / menguan y viscosamente fluyen; / tinieblas de lujuria y avaricia, / del cuerpo devastado y del corazón indecente... / yo conozco estas tinieblas.”
Bucear en el corazón humano es bucear en el propio. Y llevar la luz para contemplar las formas umbrías, es tarea de este poeta, que como todo creador hondo, se adelanta a las reflexiones del mundo en el que existe.
En su tiempo, Aldous Huxley (1894-1963) declaró a la BBC que “el hombre es ahora víctima de su propia tecnología”. Y desde su obra literaria, urgía al despertar. Me pregunto si despertar es abandonar el estado de la inconsciencia, o traer esa inconsciencia (pesadillas, sueños visiones) a esta dimensión perceptiva y atender los signos. Prefiero esta última idea, aún y cuando el vocablo “inconsciente" que proviene del latín, refiera a la negación de la consciencia con su prefijo “in”, pues ¿no ocurrirá que más que negar, el inconsciente nos avise? ¿Qué el propio inconsciente toque la puerta de la consciencia, para revelarle cosas que en otro estado le son vedadas?
La consciencia o conscientia, que deriva de cum scientĭa, (con conocimiento) y que se define como el conocimiento que un ser tiene de sí mismo y de su entorno, tiene hoy, mucho que escuchar de la inconsciencia. Este mundo feliz entra al diván.