El papa Francisco, la familia, los hijos, las mascotas
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Las declaraciones del papa Francisco durante una Audiencia General en el Vaticano este 5 de enero provocaron, una vez más, un gran revuelo. Éstas fueron sus palabras:
“El otro día hablaba sobre el invierno demográfico que hay hoy: la gente no quiere tener hijos, o solamente uno y nada más. Y muchas parejas no tienen hijos porque no quieren o tiene solamente uno porque no quieren otros, pero tienen dos perros, dos gatos... Sí, perros y gatos ocupan el lugar de los hijos. Sí, hace reír, lo entiendo, pero es la realidad. Y este hecho de renegar de la paternidad y la maternidad nos rebaja, nos quita humanidad. Y así la civilización se vuelve más vieja y sin humanidad, porque se pierde la riqueza de la paternidad y de la maternidad. Y sufre la patria que no tiene hijos y como decía uno de manera un poco humorística, y ahora que no hay hijos, ¿quién pagará los impuestos para mi pensión? ¿Quién se hará cargo de mí?: pero es la verdad. Yo le pido a San José la gracia de despertar las conciencias y pensar en esto: en tener hijos. La paternidad y la maternidad son la plenitud de la vida de una persona”.
Como es costumbre, toda declaración de una persona notable, después de pocas horas, genera, con o sin sustento, polémica y discusión, las más de las veces las opiniones son hijas del prejuicio, parten de versiones tergiversadas o de mal entendidos.
Más tarde, los polos ideológicos de más diverso signo, subinterpretan el asunto, con base en sus simpatías o preferencias, finalmente todos acaban discutiendo sin mayor fundamento. En medio del embrollo, las voces sensatas casi no se dejan escuchar. La estridencia gana. Poco más tarde, una nueva declaración de algún otro personaje hace virar la atención a otros asuntos. De esa forma, en una especie de tobogán, el mundo de las redes sociales nos lleva y nos trae, aturdidos, confusos y a saltos. Así amanece el 2022.
En esta ocasión, le llovió duro a Francisco desde diversos frentes. Quizás los sectores más conservadores fueron los únicos que apoyaron sus palabras, aunque siguen estando incómodos, confusos y contrariados respecto al Papa argentino; acostumbrados como están a criticar sus palabras y posturas. Los liberales modernos se lanzaron con todo. “¿Qué tiene que andar opinando de tener o no tener hijos un anciano que decidió no tenerlos?”. Sectores ambientalistas que defienden los huevos de tortuga, se quejaron porque el crecimiento de la población sigue siendo la mayor amenaza para la vida animal. Los materialistas vieron el asunto en términos monetarios: “Claro, como ya se les están vaciando las iglesias, necesitan limosnas”. Otros acusaron al Papa de promover una paternidad irresponsable. Y así por el estilo, sobran opiniones en las redes sociales.
Pocos salieron en defensa de Francisco. No es políticamente correcto hacerlo cuando lo ataca la masa de la opinión pública. En Estados Unidos y en Europa está muy de moda la cultura de la cancelación. Opinar o manifestar un pensamiento que no vaya con la corriente mayoritaria, suele ser motivo de ataque y en muchas ocasiones trae consecuencias económicas o despidos. En las Universidades abundan esas prácticas, la libertad de cátedra quedó atrás. Apabullar es una forma de represión, promovida desde el liberalismo moderno que tiene muy poco que ver con el liberalismo clásico.
Muchos otros han dicho lo que dijo el papa Francisco. En ello no hay novedad. El Gobierno chino reconoció su error y dio marcha atrás a su política de un hijo por pareja. Ahora permite y promueve dos hijos. Frente al desinterés de las generaciones jóvenes, brindan incentivos económicos para lograr su objetivo. Encontramos esos mismos incentivos en Europa y de manera velada en Estados Unidos. Muchos economistas o demógrafos se deslindan ya de la política demográfica neoliberal de los años 80 y 90. Los organismos financieros obligaban a cortar capitas (seres humanos) y gasto para que hubiera más riqueza. Al paso de los años hay riqueza mal distribuida y concentrada. En todo el mundo hay una crisis de pensiones que representa una bomba de tiempo. ¿Quién va a pagar mi pensión, quién va a cuidar de mí, acaso los robots? Esto incluye a los jóvenes de hoy en día, que no lo serán siempre.
También existe otro frente que es importante analizar. Francisco no tiene nada que probar en cuanto a la importancia de los animales como parte esencial de la naturaleza. Lo saben cuántos han leído su encíclica Laudato Si. San Francisco de Asís (1181-1228) fue pionero en el tema. La defensa de los animales no comenzó en este siglo.
Dicho lo anterior, es urgente que como sociedad ponderemos el valor que damos a millones de niños descartados y abandonados por la sociedad. La responsabilidad es de todos, no sólo de quienes optan por no tener hijos. Y por cierto, sin ofender o descartar a sus cachorritos, esos niños son infinitamente más importantes y requieren nuestra ayuda.
@chuyramirezr