Es tiempo de cerrar el año
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Ahora sí parece que el 2021 (el 2020 “reloaded”) está por terminar. El jueves es Día de Acción de Gracias allá en mi tierra, y aquí en mi casa. Confieso que hice un intento de zafarme de cocinar el pavo y todo lo demás, pero no lo logré. Este año no festejé Halloween, no como normalmente lo hago. Quería que pasara el “Thanksgiving” desapercibido. Pero, ya está el pino de navidad fuera de su escondite y colocado en medio de la sala. Me desconozco. ¿El pino antes de “Thanksgiving”? Pero tengo un plan. Tal vez el jueves puedo seducir (se lee manipular) a la familia para que adornen el pino. ¿Será que me estoy haciendo más compartida, o más floja?
La verdad es que no tengo ganas de festejar mucho. Parece que no me quedará más remedio. En Halloween, a pesar de mí, encendí las velas y me senté a observar el fin de la rueda del año. Tal vez lo que necesito es que las celebraciones sean distintas, en forma y en significado. Tal vez lo que alguna vez me movía, ya no está. Entonces tendré la opción (trabajo y proceso) de estar conmigo y ver qué es lo que me mueve ahora. Ciertamente no es igual ocho que ochenta y nada es igual desde el 2020. Siento la necesidad de sacar cosas de mi casa, del clóset, de los cajones, de los recovecos. Siento la necesidad de depurar y de purgar. Parece que el proceso será tanto interno como externo. La casa refleja mi mente y mi corazón y, bueno, hasta me da un poco de miedo pensar en desescombrar hasta el pensamiento, pero ya es hora de cerrar el año. Así sea.