Fin de año (4)
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TEMAS
“Nadie sino el hombre pudo inventar el suicidio”, sí, lo escribió un poeta, uno de los mejores que ha dada esta tierra de México, Jaime Sabines. Lo tuvo que escribir y descubrir un poeta, no un doctor, no un médico, no un psicólogo, no un político, no un Secretario de Salud, no; fue un poeta. Otro poeta, Antonio de Galicia y Rivera, dejó en uno de sus versos el siguiente aforismo: “El suicidio es una semilla áspera y letal./ Germina el día menos pensado y te lleva de un golpe:/ un clavo y martillo sobre tu tumba. No más”.
¡Caray, a otro público con semejantes versos de este par de escritores! Terminó 2021, segundo año de pandemia y todo fue un récord en las estadísticas. Tanto en Coahuila, Saltillo, como en el país. Año sin lustre, sin honor, sin vida pues. Estamos vegetando y acaso, atados al pánico de no morir. Estamos cagados de miedo para no pasar a engrosar las estadísticas frías las cuales no dicen nada, pero atrás de sus números impasibles y miserables, hay miles, millones de humanos los cuales tuvieron vida: manos, corazón, linfa; anhelos y esperanzas los cuales ya no están aquí.
De este maremágnum de fiebre y acontecimientos, dentro de esta peste bíblica la cual nos tiene de rodillas, siempre, siempre destaco un tema de mi interés, una arista dolorosa, el cual para mi desgracia, ha ido creciendo a la sorda, pero más letal que nunca: los suicidios. Es intrascendente si fui el primer escritor y periodista que alertó sobre este grave problema social, lo bien cierto es que esta fiera feroz nos ha ido comiendo por dentro y ya hoy es imposible controlarle. Año récord en todo: 123 suicidios (oficiales) en la región sureste, es decir, la mejor región de Coahuila para vivir.
La mejor región para vivir, y para ciertos humanos, la peor. No hay contradicción de por medio. La mancha urbana (Saltillo, Ramos Arizpe y Arteaga) reclama su cuota de problemática política y social debido a la cantidad de gente que vive aquí. Y una de estas graves problemáticas, es la ictericia, la melancolía, la tristeza en todas sus manifestaciones y formas. Es tan duro y brutal lo que ha pasado este año, que de última hora y en estos días últimos del año, un joven de apenas 18 años se aventó al vacío del segundo piso del IMSS en Ramos Arizpe. Es Mario Roberto “N” quien al parecer, necesita tanto medicina como apoyo psicológico desde los 13 años. No logró suicidarse... esta vez.
¿Suicidios por amor? La gran mayoría. Amor fraterno, amor de pareja, amor filial, pero amor al fin. Y el amor, usted lo sabe, lector, es una enfermedad. Una enfermedad progresiva y mortal, si no se trata a tiempo y como debe de ser. Este año, si usted me leyó en estas páginas, tuve un amor atravesado entre pecho y espalda; para fortuna mía, ya me curé. Pero estuvo cabrón aquello, como siempre. La frase que me espetó mi amigo (genuinamente preocupado), el brillante abogado Gerardo Blanco Guerra, se ha quedado para la eternidad: “No se enamore, maestro, es dañino para la salud”. Sin duda. Le estoy preparando varios textos con un somero análisis de las condiciones y aristas de los suicidios de la región, pero un gran, gran porcentaje de ellos es por esa enfermedad llamada amor.
Esquina-bajan
Punto uno: Los dos “Chemas”. Ha iniciado el año y con ello, las dos administraciones municipales de la línea vertebral de Coahuila: Saltillo y Ramos Arizpe. En Saltillo asume “Súper Chemota”, José María Fraustro Siller y en Ramos Arizpe repite el otro “Chema”, José María Morales. Ambos tienen un denominador común que creo usted ya lo notó: no les interesa bailar la sabrosa cumbia colombiana, ni les hace falta; no cargan seguido a niños famélicos para demostrar y fingir que están cerca de sus gobernados, ni les hace falta.
Punto dos: No se disfrazan de botargas (como Samuel García, el gobernador virtual de Nuevo León, o como el millonario Armando Guadiana, fallido aspirante a la Alcaldía, quien ahora con su tozudez de espanto presume ser ya el candidato de Morena a la gubernatura) para fingir y hacer creer que son igual a sus gobernados, no; no lo necesitan. Lo de ellos (“Chema” Morales y “Súper Chemota” Fraustro Siller) es la gobernabilidad, la seriedad de su accionar cotidiano, la pulcritud de sus políticas, la serenidad en su toma de decisiones. Aquí los abordaremos ya.
Punto tres: No hubo descanso, al menos no para todos. En el Congreso estatal que preside el lagunero Eduardo Olmos, se trabajó a marchas forzadas para aprobar reformas, leyes, la tabulación de los presupuestos de ingresos y egresos de los municipios y de todo el estado de Coahuila. Se hicieron enmiendas, se gestionaron recursos con beneficio para los ciudadanos. Principio de inclusión. Se colgaron una buena medalla: aprobaron el dictamen a favor de la reforma constitucional (21 de diciembre) en materia de derechos humanos. Propuesta del magistrado y erudito Luis Efrén Ríos Vega. La misma oferta, sin enmienda alguna, la cual rechazaron en su momento en su Poder Judicial del Estado de Coahuila: un garrafal error.
Punto cuatro: ¿Toda la culpa fue o es del magistrado presidente, el lagunero Miguel Mery Ayup, quien la desechó en álgido debate? ¿Es culpa compartida de dos de sus “asesores” de cabecera, el magistrado Juan José Yáñez Arreola, quien no ve una a su favor, y el otro lagunero Manuel Gil Navarro? Tema para esclarecerse y debatirse. Es insoslayable abordarlo.
Letras minúsculas
“Se da cuello tras discutir con su pareja”, 28 de noviembre de 2021. El secretario de la morgue estatal, el lagunero Roberto Bernal, ni se inmuta.