Finitud y eternidad
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En la Sierra de Maderas del Carmen, situada en los límites municipales de Múzquiz, Ocampo y Acuña, Coahuila, se observan los resultados de la sequía pues se ha debilitado la flora local y por ello hay árboles jóvenes secos, víctimas de plagas como la del gusano descortezador y el guásimo.
Eso es lamentable porque si en esa isla de cielo se observa la ausencia de agua podemos comprender la manera en que están siendo afectadas las actividades agropecuarias de la región, aunque el bosque poderoso logre llenar cavidades profundas de agua en terreno plano de las que se abastece el consumo humano.
Los ciclos de la Tierra siguen dañándose por los efectos del cambio climático, el cual pareciera imparable.
En el trayecto hacia la parte alta del corazón de la sierra observé grupos de venados, por supuesto estarán presentes y cercanos sus depredadores. Es la primera vez que veo que las cabañas del sitio están circundadas por cables eléctricos, lo que significa que se ha multiplicado la presencia de osos negros.
Alberto Eugenio Garza Santos es el anfitrión de un grupo de ambientalistas. Las charlas se centran en la necesidad de incidir positivamente en el futuro del País. Aunque también se habla de nutrición y de las lamentables costumbres alimenticias que tenemos. De cómo podríamos vivir mejor si evitáramos los aceites vegetales y más los poliinsaturados.
El tema más poderoso en la conversación fue sobre el que más ignoramos: la física cuántica. La existencia de las vibraciones interatómicas y cómo se asocian a los mundos ideales del paraíso o del nirvana, o de cualquier religión.
Los seres humanos estamos conectados con todas las formas de vida que hay sobre la Tierra. Cuando perdemos nuestro propio sentido de la animalidad que nos entraña, dejamos de percibir que la conexión existe y que los movimientos de las mariposas monarcas o de las parvadas de gansos blancos o los desplazamientos de los cardúmenes de peces parten de una brújula orgánica que también se vincula a vibraciones.
Estar en el núcleo de la Sierra de Maderas del Carmen en medio de un silencio imperturbable es convivir entre la Tierra y el cosmos. Desde la finitud de la existencia, pero con la certeza de que formamos parte del universo.
En este lugar único se preparará en 2024 una convención internacional de líderes ambientalistas para redefinir la Declaratoria de Maderas, redactada en 2004 por intelectuales de la talla de Édgar González Gaudiano, de Esthela Gutiérrez Garza; de Mateo Castillo; de Alfonso Martínez Muñoz; del padre Pedro Gómez Danés; de Ricardo Gómez; de Alejandro Valadez; de Ana Gabriela Robles; de Eduardo Limón; de Aída Hernández; de Jorge Núñez; de Enrique Beltrán; de Juan Farré e Ian Woolf, comandados por el empresario social Garza Santos, quien tiene raíces nuevoleoneses y coahuilenses.
A 20 años de la creación de la fundación Mundo Sustentable AC, veremos los avances de la sociedad civil en materia de educación ambiental y conservación de ecosistemas en México, así como su verdadera tangencia constructiva con los pueblos indígenas en los que existen verdaderos guardianes de la Madre Tierra y que requieren de una visibilización y respeto por parte del resto de los grupos de interés.
El tema de la paz está implicado en los temas anteriores, no puede haber participación democrática genuina ni avances en la gobernanza corresponsable sin la existencia de este valor de tres letras: paz.
En tanto me sigue conmoviendo en Maderas del Carmen el olor a bosque, en donde el grito de mi voz tiene reverberancia en sus cañones, quizá sea un intruso en este hábitat aún espléndido, pero estoy aquí venerando con respeto su lenguaje de eternidad que me permite no ser uno más.